lunes, 24 de febrero de 2014

La Rebelión de Homura y el Fin del Mundo

Creo que Puella Magi Madoka Magica tiene todo el potencial para volverse un clásico de la historia del anime y que Hangyaku no Monogatari —Historia de la Rebelión (2013)—, es la End of Evangelion de esta generación. Esta es mi opinión y, en los siguientes párrafos, ofreceré algunos argumentos en su favor con los que se puede, o no, estar de acuerdo.

Las historias del fin del mundo tienen un atractivo natural, porque nos llevan a la orilla del tiempo y el espacio, a la presencia de Dios. En ese sentido, The End of Evangelion (1997) representó el punto culminante de una generación en crisis: todos los personajes aparecen como soledades que se rozan, que parece que se acompañan, pero que, en realidad, permanecen aisladas y temerosas, centradas en sí mismas y sin apenas voluntad para relacionarse con el otro. Shinji es el mejor ejemplo. Su orfandad es trágica, pero lo es más el hecho de que no hace nada por salir de ella, es incapaz de ver las manos que se le tienden, receloso. Su amor es destructivo. En The End, sin embargo, puesto ante la disyuntiva de fundirse en los demás, de borrarse y entrar en la comunión más perfecta con los otros, elige el dolor que acompaña la libertad.


Los noventas fueron años de inquietud. En Japón, el milagro económico de las décadas pasadas estaba amainando y la incertidumbre se volvió la moneda de cambio. Aquí, la crisis minó la confianza de todos en el futuro. Cabe imaginar que muchas personas escogieron replegarse en sí mismas, del mismo modo en que uno se encoge para cubrirse de la tormenta. Quizá Evangelion intentó representar, entre otras cosas, la lucha contra el miedo a la libertad que significaba la caída de esas estructuras, mediante el fracaso reflexivo, obsesivo, en solitario.

La generación de Madoka es un tanto diferente. Parece más esperanzadora que aquella, aunque se enfrenta a las mismas cosas. Si ya vieron la serie —y espero que así sea—, recordarán que la heroína, Madoka, asume por sí misma una solución al problema universal de la causa y el efecto, evitando que las guerreras mágicas tornaran en maldiciones sus deseos, estableciendo un orden acorde con sus convicciones. Eso implicó, desde luego, su salida del ciclo kármico, su existencia (por decirlo de alguna manera), fuera del tiempo y el espacio, simultáneamente consciente e inconsciente de lo que fue, es, será y de lo que pudo ser. Pero para que esto fuera posible, Madoka necesitó apoyarse del esfuerzo de Homura, aprovecharse de su deseo de salvarla. Con ello, un nuevo universo se constituyó. En éste Madoka nunca existió, pero Homura la recuerda.

Para muchos, este final fue satisfactorio. Para otros, se cometió una gran injusticia contra Homura. Después de todo, ella fue quien se sacrificó regresando una y otra vez en el tiempo, sólo para ver morir a su amiga en cada vuelta. Es cierto que al final Madoka se salvó de convertirse en una Bruja, pero el costo fue muy alto y así no era como el deseo de Homura debía ser satisfecho.

Hangyaku no Monogatari explora los sentimientos más profundos de Homura y su lucha por encontrar una solución con la que pueda sentirse satisfecha. Su historia es la del conflicto entre dos bienes que, a veces, se presentan en vertientes contrarias: el deseo y el orden. El deseo, casi por definición, es algo vital que mueve a la acción y al amor. Este amor, que a veces también puede ser destructivo, es distinto al que experimentaba Shinji hace diecisiete años, porque no teme demostrarse ni consumirse en sí mismo. Se sufre, por supuesto, pero parte de un lugar diferente al del aislamiento. Madoka, cuando existía, era una niña afortunada, que no tenía razones para desear que su vida cambiara. Cambió, sin embargo, porque eso sucede en cuanto uno sale del ámbito protector del hogar, para conocer un universo de emociones contradictorias que lo mismo le traerían risas y lágrimas. Así, Madoka se enfrentó a su propio fin del mundo y aceptó dignamente la comunión que Shinji rechazó. Donde uno escogió la individuación, ella optó por volverse parte del Todo por su confianza irrestricta en la vida y la aceptación de sus dos caras. La generación de Madoka, si puede identificarse con esta historia y sus personajes, quizá sea una que prefiere aceptar e integrar la contradicción mucho más que escindirla y aislarla.


Puella Magi Madoka Magica: Hangyaku no Monogatari se estrenó en los cines de Japón el año pasado y se presentó en México como parte del festival Konnichiwa! Se cuenta que estuvo preseleccionada para competir por el Oscar en la categoría de Mejor Película Animada. Como sea, con esta obra, queda mucho más asentado que Gen Urobuchi es uno de los mejores creadores que hay en la industria del anime en los últimos años. Vale la pena seguirle la pista.

lunes, 10 de febrero de 2014

La literatura llevada al anime


Es bueno encontrar animes como Aoi Bungaku (2009), el cual combina hermosas técnicas de animación con clásicos de la literatura japonesa, dando como resultado una serie de seis historias cortas que nos llevarán a explorar distintos aspectos del ser humano.

El encargado de abrir esta serie, y es también la historia más larga, es Ningen Shikkaku (Indigno de ser humano) basado en la novela del escritor Ozamu Dazai. Esta es quizá una de las historias más complejas que yo he visto en un anime. En tan solo cuatro episodios nos muestran la vida de Oba Youzou, un joven que está convencido de que la sociedad es tan decadente e hipócrita, que no puede sentirse parte de ella. "Mi vida fue tan vergonzosa, para mí me fue imposible comprender la forma de vivir de un ser humano". Bajo esta idea, Youzou es incapaz de sentir empatía por los demás o por sí mismo, es por eso que se dedica únicamente a vivir usando falsas máscaras, convencido del demonio que lleva dentro, arrastrando a un espiral de decadencia a cualquiera que se relacione con él.



Ningen Shikkaku se convierte así en una historia que se puede analizar desde diferentes puntos de vista; por un lado se muestra como una crítica a la sociedad japonesa decadente de la posguerra, y por otro es un relato existencialista que busca entender lo que hace al ser humano, humano. La carencia de valores, el vacío existencial, la apatía por el otro, la sociedad consumista, la hipocresía de las personas, todos estos son algunos aspectos que la historia toca; y vaya que son una sacudida emocional para cualquier espectador.    

Kokoro (Corazón) es otro cuento de la serie y también uno de mis favoritas. Basada en la novela  Natsume Sōseki, Kokoro cuenta una historia desde los puntos de vista de dos personajes, el joven y el monje. Los dos tienen una relación, que más allá de una amistad, se percibe como una relación afectuosa entre un alumno y un maestro; ambos cuentan con filosofías de vida distintas pero tienen algo en común: el amor hacia la misma mujer. Es así que estos tres personajes principales se verán involucrados en una historia, que más que ser un triángulo amoroso, se convierte en una exploración a sentimientos como la amistad, la soledad y el amor.



Las otras historias que comprenden la serie son: Sakura no mori no mankai no shita (En el bosque bajo los cerezos en flor) de Ango Sakaguchi. Hashire Melos! (¡Corre, Melos!) basada en una fábula de Cayo Julio Higinio. Kumo no Ito (El hilo de la araña) de Ryunosuke Akutawa. Y por último Jigokuhen (El biombo del infierno) también de Ryunosuke Akutawa.

Todas las historias son dignas de verse y disfrutarse, y nos darán un buen recuento de grandes relatos de la literatura japonesa. Cabe hacer mención que la serie contó con la participación de cinco directores. Esto se ve reflejado en el estilo de la narración que hay de una historia a otra, pero también en la técnica de animación, la cual cambia a lo largo de la serie, lo que viene a darle un toque único a cada episodio.



Es por eso que Aoi Bungaku se convierte en una antología que no debemos perdernos, pues no sólo es un compendio de grandes historias, sino un recopilación de diversas técnicas de animación únicas y hermosas. Es loable el esfuerzo que hace esta serie, pues en tan solo 12 episodios nos da un buen repaso de algunos clásicos de la literatura japonesa. Ojalá existieran más animes como este, que se echan mano de lo mejor de las letras y la animación para crear un producto magnífico.

lunes, 3 de febrero de 2014

Fullmetal Alchemist: Brotherhood

El principio de la alquimia es el intercambio equivalente. Transmutar un objeto en otra cosa sólo es posible si se respetan los principios básicos de comprender, descomponer y reorganizar. Casi todo es posible mediante la alquimia. La materia no se crea, ni se destruye: se transforma. No obstante, también hay límites y dos hermanos los cruzan de la peor manera posible: intentar resucitar a su madre muerta. El costo es altísimo y el resultado, desastroso. Un intento de transmutación humana se paga con sangre, huesos, tejidos y fracaso porque hay algo que, como no es materia, no puede transmutarse: el alma.

Con este escenario empieza una de las series más populares que hay: Fullmetal Alchemist: Brotherhood. Su éxito está cimentado en numerosas cualidades: una historia muy bien narrada, llena de aventuras, peligros, giros inesperados, personajes entrañables y yo agregaría, en el fondo de todo, sutil, pero muy presente, una reflexión sobre lo que nos hace humanos.

A lo largo de sus más de sesenta episodios, los hermanos Edward y Alphonse Elric viajan en busca de una manera de recuperar lo perdido en aquel intento malogrado. Durante varios años, los hermanos se consagraron al estudio de la alquimia únicamente para realizar ese experimento y, al final, no sólo no lograron su cometido sino que Ed, el mayor, perdió una pierna y un brazo, y de Al sólo quedó su alma, fijada a una armadura vacía. Queda una esperanza: encontrar la mítica Piedra Filosofal.

Su aventura, sin embargo, está inserta en algo más grande. La alquimia, elemento fundamental de esta historia, consiste en una serie de métodos mediante los que se realiza la transmutación de la materia con fines muy diversos. En la sociedad de Fullmetal Alchemist, los alquimistas son muy apreciados por los milagros que son capaces de realizar. Muchos de ellos trabajan para el ejército de Amestris, como Ed, y cumplen con funciones de investigación y otras operaciones.

Amestris es un Estado militarizado, gobernado por la mano firme del Presidente Führer King Bradley. Se trata de una nación reciente que, para mantener sus fronteras, se ve necesitada de echar mano de un fuerte aparato de control. No es un Estado homogéneo, está compuesto de varias pequeñas naciones independientes que luego fueron absorbidas por el gobierno centralizado de Bradley, algunas mediante la violencia.


Es importante tener esto presente, porque el viaje de los Elric estará asociado íntimamente a las historias de los diferentes personajes que conocerán y cada encuentro planteará nuevas interrogantes. En primera instancia, tuvieron que cruzar muchos límites para concretar el experimento de transmutación. ¿Hasta dónde, bajo la excusa del progreso y el orden, es permisible seguir?

En Fullmetal Alchemist: Brotherhood, muchos personajes cruzan límites en función de lo que buscan. Edward, por ejemplo, habiendo fracasado en resucitar a su madre, necesitó fijar el alma de su hermano a una armadura, para no perderlo. Una armadura no se cansa, no necesita comer, no necesita dormir. Tampoco puede sentir la brisa, el calor, el frío. ¿Puede Alphonse considerarse humano en ese estado? 

También es posible hacer quimeras: mezclar animales con personas. Las quimeras tienen voluntad, capacidad de lenguaje y sentimientos. ¿Todavía son humanas? Montaigne –el filósofo que decía no serlo–, no estaría de acuerdo, al menos en términos de grado, porque él pensaba que son más cercanos el más vulgar de los hombres y el más fino de los animales, que ambos con el humano más digno.

Se dice que nuestras emociones –complejas como son–, también sirven para definir lo humano. Sólo nosotros (me incluyo), podemos sentir orgullo, ira, avaricia, pereza, envidia, gula y lujuria. Sólo nosotros podemos convertir nuestras necesidades básicas en arte, vicio o virtud. Es el pecado que nos separa de Dios y de la Verdad; pero en esa escisión también nos confiere nuestra libertad y naturaleza. Tras bambalinas hay un personaje más, uno que no era humano, pero llegó a ser y ahora desea algo más. La alquimia le dio existencia y también le separó de sus emociones, para ponerlas a su servicio. El objetivo es ser Uno, aquel del que todo parte, y al que todo vuelve. Uno que no es humano, pero lo contiene. Quizá el error de desear lo inmortal, lo permanente, está en que teniéndolo todo no se tiene nada.

Quienes ya hayan visto esta serie, podrían encontrar cierta resonancia en lo que ahora escribo. Quienes no, sepan que la alquimia no es más que la vida misma, en la que uno recibe lo que da y da lo que recibe; y perpetúa con ello el movimiento de Uno. Totalmente recomendable.


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...