lunes, 27 de mayo de 2013

El final de Ranma ½

Muchos recordarán que, a mediados de los noventa, conocimos la historia de Ranma Saotome, practicante de la escuela de combate libre (en la que, básicamente, cualquier cosa vale sin importar lo irracional que sea), que estaba comprometido en matrimonio (forzoso) con Akane Tendo, la hija menor del mejor amigo de su padre; y que, al contacto con el agua fría dejaba de ser varón para tomar la forma de una chica pelirroja.

Probablemente a estas alturas ya habrá acudido a sus mentes el recuerdo de que transformarse en otra cosa con agua fría era algo que compartía con varios personajes: su padre, Genma, que se convertía en panda; Ryoga, su eterno rival, transformado en el adorable cerdo P-chan; Shampoo y Mousse, provenientes de China, que se volvían gata y pato respectivamente.



(De izquierda a derecha: Ranma (en sus dos… facetas), Shampoo, Akane, Ukyo, Ryoga y Genma (el panda).

Lo que quizá no recuerden es cómo acababa esa historia.

¿Lograría Ranma librarse de la maldición que lo aquejaba? ¿Se casaría con Akane o alguna otra de sus varias pretendientes?

Las respuestas no estaban en el anime, pese a sus 161 capítulos y numerosas OVA, sino en el manga. Escrito y dibujado por Rumiko Takahashi (InuYasha, Maison Ikkoku, Urusei Yatsura), alcanzó 38 volúmenes antes de cerrar esta historia.


(Portada del tomo 38)

Como todos saben, antes de volver a Japón para comprometerse con Akane, Ranma y su padre habían hecho un largo viaje de entrenamiento a China. En éste, una de sus paradas fue en las legendarias fosas encantadas de Jusenkyo. Cada fosa contenía una maldición ocasionada por un infortunado transeúnte que se ahogó ahí por el que, de ahí en adelante, cualquier persona que cayera tomaría su forma. Sin oír esta explicación (¿quién quiere oír explicaciones?) Ranma y Genma inician su entrenamiento con un combate en el que éste último cae a un pozo y emerge transformado en panda. Paralizado por la sorpresa, Ranma es golpeado por el panda sólo para caer él mismo en el pozo de la chica ahogada, con los resultados que ya conocemos.

¿Por qué no se quedaron a buscar el pozo del hombre ahogado a resolver, de una vez, el problema de su maldición? Nadie lo entiende. El caso es que con esa nueva condición a cuestas continuaron su viaje que terminaría en Japón, siendo huéspedes permanentes de la casa Tendo.

A partir de ahí, la ¿feliz? pareja ocuparía su tiempo sacudiéndose pretendientes al tiempo que evadían confesar que sí se gustaban, lo que ocasionaba grandes confusiones, algunas muy divertidas. Akane era pretendida por Kuno, Ryoga y otros ocasionales. Ranma, por su parte, huía de Shampoo, Ukyo, Kodachi y del propio Kuno (cuando estaba convertido en chica).

Con las intromisiones de unos y otros más los conflictos incidentales, la serie podría haber continuado infinitamente pero la intervención de Saffron y los habitantes del Monte Fénix llevarían las cosas a un punto extremo en su intento por secar los pozos de Jusenkyo para sus propios fines. Siendo ésta la única posibilidad de recuperarse de sus maldiciones, Ranma, Genma, Ryoga y Mousse se embarcan a China para interponerse en sus planes y recuperar a Shampoo, que había sido hechizada por ellos para que les obedeciera.


(Ranma y Saffron) 

Saffron, que tiene la apriencia de un niño, planeaba usar el agua de Jusenkyo para propiciar su transformación y para ello ocupa dos herramientas. Una de ellas le es robada por Ranma en sus primeros enfrentamientos por lo que recurre a una treta para atraerlo y manipularlo: secuestrar a Akane.

La pareja, como era habitual, no se encontraba en buenos términos pues ella no había acudido al puerto a despedirlo. La verdad es que Akane no había reunido valor para decirle que lo quería y que temía que esa fuera la última vez que se veían (porque, claro, sus vidas e integridades físicas no estaban constantemente amenazadas). Al saber que estaba secuestrada, Ranma teme –injustificadamente– por su seguridad.

Akane y Ranma se reencuentran en el momento en que Saffron logra reunir los requisitos para su transformación. Akane, en un acto de valentía, se lanza a retirar una de las llaves que controlan el agua de Jusenkyo sólo para ser deshidratada por completo, volviéndola una muñeca de ojos vacíos y entrecerrados. Como el guía de Jusenkyo explicará posteriormente, el espíritu de Akane sobrevivirá siempre que sus ojos no se cierren, lo que significaría que su vida ha llegado al final. Ranma, con una nueva motivación para recuperar el agua de Jusenkyo, interrumpe la transformación de Saffron, que emerge de un huevo convertido en adulto, incapacitado para controlar el fuego que emana de su cuerpo. En esas condiciones, Ranma y Saffron se enfrentan por última vez. 


(Akane, deshidratada) 

Ranma obtiene la victoria apenas a tiempo para rescatar a Akane y, creyéndola muerta, admite que la ama mientras la sostiene en sus brazos. Akane abre los ojos y ante un apenado Ranma reconoce sus propios sentimientos.

¿Se casaron? ¿Ranma se liberó de su maldición? Les contaría, pero quizá prefieran descubrirlo por ustedes mismos.


(Si dan click en la imagen, pueden leer el manga. En inglés)

lunes, 13 de mayo de 2013

Hagamos un anime que hable de cómo hacer anime



Eso es lo que debieron de pensar Tsugumi Oba y Takeshi Obata cuando crearon Bakuman (2010), un anime que habla de las aventuras de Mashiro  y Takagi, dos amigos que sueñan con convertirse en mangakas, pero que para hacerlo tendrán que enfrentarse al monstruo de la industria del manga, donde sólo unos cuantos triunfan.

Pero lo divertido -y complicado- de todo es que Mashiro y Takagi tienen apenas 14 años; son unos estudiantes de secundaria que tendrán que combinar las tareas escolares con el arduo trabajo que conlleva hacer un manga. Porque lejos de la idea que podamos tener de los mangakas -imaginándolos como si fueran estrellas de rock gozando de su fortuna- hacer un manga es sumamente complicado, laborioso y requiere de una gran disciplina.

La historia comienza cuando estos dos se conocen en la secundaria donde Takagi, al ver los dibujos de Mashiro, le propone que hagan un manga juntos; Mashiro declina la oferta pensando en la vida que tuvo su tío, un mangaka famoso al cual el trabajo excesivo lo llevo a la muerte. Posteriormente Takagi le presenta a Azuki, una chica cuyo sueño es convertirse en seiyu (actriz de voz); Mashiro y Azuki se enamoran y se hacen la promesa de casarse cuando los sueños de ambos se cumplan: cuando él logre tener un manga exitoso que sea llevado a la televisión y cuando ella se convierta en una seiyu famosa que le de vida a alguno de sus personajes. Es así que Mashiro acepta la propuesta de Takagi y juntos empiezan a trabajar bajo el pseudónimo de Ashirogi Muto. 

Y es este detalle lo que le da un tono romántico a la serie; el hecho de que los dos enamorados luchen por sus sueños por el deseo de estar juntos hace que se derrame mucha miel dejando, por momentos, caer la trama en un agujero lleno de cursilería. Y es que una cosa es que se amen y quieran ver realizadas sus metas, pero llegar al extremo de prometer no volver a verse hasta que esto suceda es poco realista.




Pero bueno, un anime no tiene que ser realista, y esta cursilería se ve compensada con los muchos momentos cómicos que hay dentro de la serie. Además, si realismo es lo que buscamos, Bakuman lo tiene, sobre todo en lo que se refiere a crear un manga, pues este es el aspecto más creíble y cautivador de la serie.


Mashiro y Takagi empiezan a trabajar en varios one shots (pilotos) que presentan a la revista Jack (parodia de la revista Shonen Jump), uno a uno empiezan a ser rechazados por lo editores; lo interesante aquí es ver los argumentos que les dan para rechazarlos, pues retratan la esencia de la industria del manga: el perfil de los personajes que gusta a la audiencia, el tipo de historias que son más populares, las encuestas que miden la popularidad de los mangas, los aspectos que hacen que un manga logre convertirse en anime, etcétera. En pocas palabras, Bakuman está plagado de consejos y lecciones de cómo hacer un anime y que este sea exitoso.

Para seguir sobre esta línea, los autores echan mano de un grupo singular de personajes: mangakas -ya sea principiantes o consolidados- editores, ejecutivos, dibujantes, asistentes, ayudantes y directores con los que nuestros protagonistas se irán topando a medida que avanzan en su carrera; ellos son de gran ayuda para ilustrar en qué consiste el mundo tan fascinante del manga.


Es ahí cuando la historia se vuelve un ejemplo de intertextualidad, pues nos vemos sumergidos dentro de un anime que habla de cómo se crea el anime (y el manga, claro). Las referencias a animes famosos sobran, desde Dragon Ball, pasando por las famosísimas (y larguísimas, lo que habla de su éxito) Naruto, One Piece y Bleach. El acierto de Bakuman es mostrar cómo se da este proceso de creación, de concepción de una historia que se abra paso entre la audiencia exigente de nuevos contenidos. Tan sólo imagínense lo que es leer el manga y encontrarnos viñetas dentro de las viñetas; o ver cómo los personajes ven cierto anime en la televisión, o encontrar a los personajes leyendo la Shonen Jump, la revista en la que de hecho se publicó Bakuman. Todos estos ejemplos de intertextualidad hacen que el anime sea tan disfrutable y revelador, sobre todo para aquellos que somos ávidos consumidores de anime y manga.  

Aquí otro dato curioso, los creadores de Bakuman son los mismos que hicieron Death Note; lo que hace pensar que esta historia está basada en sus experiencias. Tsugumi y Takeshi quizá al hacer Death Note se enfrentaron a los mismos problemas que Mashiro y Takagi; a lo mejor estos personajes son una representación de ellos mismos, lo que hace que todo adquiera otro significado, y que incluso la historia sea hasta un poco biográfica, según algunos.  Pero lejos de eso, Bakuman se convierte en una especie de instructivo para todos aquellos que quisieran empezar a hacer manga.  

Bakuman se divide en 3 temporadas, la última terminó de transmitirse el 30 de marzo de 2013.





domingo, 5 de mayo de 2013

Ga-Rei Zero

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“I want to protect her. I want to protect her from any misery. I want to protect her from any misfortune. Those who hurt her… Those who put her in danger… Those who cause her misfortune… I want to eliminate all of them. I beg you. Protect her. Eliminate her misery. Eliminate her misfortunes. Even if… the cause of that is me!”

Isayama Yomi


¿Matarías a alguien que amas por amor? Una pregunta difícil, malintencionada por su carácter de incompatible. De infortunio absoluto. La primera vez que la escuché ni siquiera podía imaginar las circunstancias en las que semejante dilema exige ser planteado (un cuestionamiento límite como éste, si se plantea con seriedad no es por juego, es por obligación, por exigencia). 


Así comienza el primer capítulo de Ga-Rei Zero: ¿matarías a alguien por amor? Y uno sabe de inmediato que ahí esta el núcleo, el centro de lo subsecuente, de la historia que está por ser contada. Por eso le tuve paciencia. Por eso continué (cuántos animes no hemos abandonado después de un primer capítulo desafortunado, precisamente, porque sabemos cuán entrañables pueden llegar a ser a los pocos segundos de haber comenzado): aquí había una promesa. Una promesa que pasó por encima de mi incredulidad ya que el primer capítulo, además, deja muy en claro que se trata de una historia de fantasmas, acción y sangre.

Para quienes disfrutan de las historias sobrenaturales Ga-Rei Zero resultará satisfactoria; sin embargo, y sin pormenorizar este escenario de lo extraño, tengo la impresión de que ese mundo no es más que la mesa llena de platillos suculentos con la que se engalana a los comensales que están por proferir una conversación mucho más profunda y exquisita.

Si hubiera que definir en pocas palabras a Ga-Rei Zero diría que es un anime emocional. El final del episodio 1 (¡el primero!) contiene una de las escenas más impactantes e inesperadas que he visto (se establece -sin titubeos- que ahí nadie está a salvo). Además -no sólo se trata de una opinión personal-, una gran cantidad de comentarios en foros y páginas de anime insisten en cuánto les hizo llorar, en cuánto les emocionó el amor retratado, el conflicto… el dilema. Lo ideal sería que los espectadores dispuestos a continuar con Ga-Rei Zero sean capaces de disfrutar la tragedia, así como el ser empáticos y entregados con los momentos felices. 


Ga-Rei Zero salió por primera vez en televisión el 5 de octubre de 2008, curiosamente, se trata de una precuela de Ga-Rei, el manga. Esto es completamente inusual, normalmente los animes cuentan la historia que ya se ha publicado en el manga y suelen ir muy por detrás de su tiempo narrativo (o a la par) pero, en este caso, el anime funciona para establecer los orígenes de lo acontecido en el manga y que no fueron contados dentro de este último. Tal vez esta sea la razón de su brevedad (cuenta con sólo 12 capítulos) a pesar de ser una historia con tanto potencial.

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