domingo, 25 de agosto de 2013

Los vampiros creados por la pluma de las mujeres


Después de que Twilight le quitara todo lo divertido a las historias de vampiros para dejarlas caer en un abismo de cursilería, llegó la serie de HBO, True Blood, la cual a pesar de tener la dosis de romanticismo necesaria, rescata un poco el género al mostrar vampiros, aunque guapos,  sedientos de sangre cuyas acciones parecen dirigirse más por la lujuria que por el amor.

¿Qué tienen en común Twilight y True Blood? Aparte de ser éxitos comerciales (el primero en cine, el segundo en televisión) y contar con millones de seguidores,  los dos están basados en novelas escritas por mujeres.

Twilight fue creado por Stephenie Meyer y es el primero de 4 novelas donde cuenta la historia de Bella y su romance con el vampiro Edward, la historia transcurre en el pueblo de Forks, Washington, un lugar que desconoce la existencia de los vampiros y las criaturas sobrenaturales.

Por su parte, True Blood está basado en la serie de libros Southern Vampire Mysteries escritos por Charlaine Harris, en los cuales seguimos las aventuras de Sookie Stackhouse, una camarera con poderes telepáticos, que se enfrenta a criaturas sobrenaturales como vampiros, hombres lobos, brujos, etc. todo esto en un pequeño pueblo al norte de Luisiana. En este universo, los vampiros han salido a la luz pública lo que genera constantes disputas, hasta políticas, entre humanos y vampiros.



En lo personal prefiero el trabajo de Charlaine Harris y True Blood, pues a pesar de tener a la heroína guapa de la que todos se enamoran (como Bella, pero acá está justificado porque básicamente Sookie tiene más encanto) rescata los elementos tradicionales de las historias de vampiros; toma el mito de estas criaturas nocturnas y lo inserta en un contexto actual pero en un ambiente conservador y tradicional como lo suele ser el de los pueblos sureños de Estados Unidos.  

Pero bueno, pero qué tiene todo esto que ver si acá nos compete el anime.

Pues verán, el otro día viendo el nuevo capítulo de True Blood, una escena me hizo recordar un anime que vi hace tiempo; se trata se Shiki (2010) y al igual que True Blood, la trama se desarrolla en un pequeño pueblo, en este caso en Sotoba.



Shiki también es una historia de vampiros, o al menos eso nos hacen creer,  pues todo se desarrolla con tal suspenso que no sabemos a qué se enfrentan los habitantes de Satoba hasta bien avanzada la trama.

Como ya dije, Shiki se desarrolla en un pueblo pequeño y apartado, rodeado por un espeso bosque que atenúa la sensación de encierro. Poco después de que una familia extravagante -a los que sólo se les ve de noche-  se muda al pueblo, misteriosas muertes comienzan a ocurrir; los habitantes empiezan a enfermar de lo que parecer ser una anemia y a los 3 días fallecen. El médico del lugar, Ozaki Toshio, comienza a investigar lo que parece ser una epidemia sin precedentes.



En un pueblo tan pequeño donde todos se conocen,  esta situación empieza a mermar en el ánimo de los lugareños, quienes comienzan a desconfiar unos de otros. Ahora se tendrán que enfrentar a los levantados (okiagari), que no son otros más que los aldeanos muertos por la misteriosa epidema que reviven para alimentarse de la sangre de los vivos. Ozaki Toshio, junto con su amigo el monje Seishin Muroi, deberán resolver el misterio de los levantados para tratar de salvar la aldea. Para ello se toparán con otros personajes que les ayudarán en esta tarea.

Shiki es uno de los animes de terror y suspenso mejor llevados, con una historia diseñada y contada de manera que el espectador nunca sabe a qué se están enfrentando, la habilidad con la que manejan el misterio hace que sea uno de sus puntos fuertes. Es así que también cuenta con tintes de thiller donde con cada capítulo nos vamos acercando a resolver el misterio que rodea a  Satoba.



La animación y el diseño de los personajes son de resaltarse, pues todo el arte visual de la serie aumenta la sensación de desolación que envuelve a esta aldea.  Los paisajes vacíos y estéticos, la oscuridad que está presente en casi todas las tomas,  las escenas gore llenas de colores brillantes, todo esto hace que Shiki sea una experiencia escalofriante y hermosa. Si han de ver un anime de terror, que sea este.

Me puse a investigar y Shiki está basado en un manga que a su vez está basado en una novela de la escritora japonesa Fuyumi Ono, la cual se ha caracterizado por sus novelas de fantasía y terror como es el caso de Los Doce reinos.



Cada vez más escritoras acuden a este género, inspiradas seguramente en la maestra en la materia Anne Rice. Las autoras reinterpretan el mito del vampiro, haciendo de él un ser seductor, atractivo y poderoso. El vampiro enamora a las inocentes protagonistas y las arrastra al disfrute de sus deseos más ocultos, como una salida a la monotonía de sus vidas. Será entonces que los vampiros pasan a ser símbolo de la liberación sexual de las mujeres; las cuales se convierten a sí mismas en objetos de deseo.

Es curioso porque esto prueba que en el género de los vampiros las mujeres han dominado el tema y lo han popularizado a niveles masivos; he ahí el caso de Anne Rice, o el de Meyer y Harris del cual hablábamos. Estas escritoras han convertido a los vampiros en símbolos sexuales, en adorables monstruos chupasangre. Por eso es bueno encontrarnos con casos como el de Fuyumi Ono, que más que vampiros guapos nos presenta una  reinterpretación del género, una combinación de vampiros  zombies, pero sobre todo, una sociedad destruida por sí misma, por el miedo a lo desconocido y su incapacidad de enfrentarse a seres que escapan de su comprensión.  


domingo, 18 de agosto de 2013

HENTAI


En el japonés actual, la palabra hentai sirve para nombrar a una persona, una acción o un estado que es perverso. Además, el término tiene una fuerte connotación sexual. Tan sólo imagina las posibilidades. En español, lo perverso es tan vasto. Hay tantas cosas que pueden ser perversas. Y en Japón son tan únicos y están tan lejos. Yo, por lo menos, no puedo dar crédito a mi capacidad de comprensión ante el vocablo hentai. Dudo gravemente del producto que obtengo al multiplicar lo que considero perverso con lo que sé de Japón (una ecuación muy intuitiva, de la que ni siquiera puedo estar segura si es la correcta para obtener lo que pretendo saber). Cuando se trata de Japón, todo me parece una suposición. Un claro desconocido.

Pero vaya, no hay que extraviarse. Como decía hace un momento, la palabra hentai tiene una connotación sexual muy viva, sí, pero su campo semántico es más complejo aún. Por ejemplo, algunas veces la palabra hentai se utiliza como antónimo para “normal”.

Hentai también sirve para denominar un género exclusivo de la animación y el manga. Su contenido es sexual. Perverso. A veces raro, o hasta inverosímil. Esto es lo que en Occidente sabemos de la palabra hentai. Para nosotros el hentai es pornografía. Pornografía en general. Sin embargo, en japonés, si bien el término señala material de contenido sexual, solo define a aquel que es anormal, “retorcido”. No se trata de una categoría general, que quede claro; se trata, explícitamente, de encuentros sexuales inusitados, con cuerpos grotescos, con monstruos y bestias, ¿robots? (¿alguien del público dijo robots?), hasta infantes. En japonés, el anime y el manga hentai son una subdivisión de una categoría “erótica” mayor; mientras que en inglés y en español, hentai significa el género erótico como un todo. Es curioso.

Un otaku conocedor presume acerca de este tipo de conocimiento interior, no revelado, del bello Japón.

En resumen, la palabra hentai se ha convertido en un préstamo lingüístico. Tiene su propio significado y matiz que difieren del japonés. Fuera de Japón funciona diferente.

Más atención, por favor. Ahora vamos a hablar de qué significó hentai en Japón durante la era Meiji (明治時代, meiji-jidai, 23 de octubre de 1868 - 30 de julio de 1912). Desde entonces, esta palabra ha tenido un desarrollo paralelo en los campos de la ciencia y de la psicología. A mediados de Meiji -en pleno desarrollo de la ciencia psicológica-, hentai se usó para referir desórdenes o desequilibrios psíquicos, además de ciertas habilidades paranormales como la telepatía y la hipnosis. Su uso respondía a ese matiz de la palabra que indica algo fuera de lo normal. En ese momento la palabra sólo era conocida por especialistas médicos. En la segunda década del siglo XX su uso se popularizó a través de ciertas publicaciones y revistas. Decir hentai no guardaba ninguna connotación sexual.

El sentido sexual que en la actualidad se atribuye a la palabra no viene de su conexión con hentai shinri, la “psicología anormal”, sino de su yuxtaposición con otro término relacionado, hentai seiyoku, los “deseos sexuales anormales”. Esta connotación erótica se popularizó cuando las personas tuvieron acceso a novelas y cuentos con ficciones sexuales y extrañas a la vez.


Makoto Aida, artista japonés contemporáneo


Continuará… つづく


Dato: al teclear hentai en Google se obtienen 186 millones de resultados.

Plus: las definiciones desiguales de hentai que hay en la Wikipedia.

En inglés:

En español:

lunes, 12 de agosto de 2013

El Jardín de las Palabras

Después de mucho pensar, escribir líneas y borrarlas decidí que cualquier cosa que yo pueda decir de Kotonoha no Niwa no va a hacerle ninguna justicia. Por supuesto, podemos hablar de los aspectos técnicos de la película: la animación espectacular, el diseño del sonido, la música que acompaña la historia... pero lo que en realidad quiero decir se puede resumir en que se trata de una historia de amor.

Pensemos en lo que entendemos por amor. En lo que escuchamos a otros decir que es amor. En lo que sentimos cuando, mirando la lluvia por la ventana, llegamos a la conclusión de que eso es amor. Pensemos también en la sensación que persiste cuando sabemos que eso que llamábamos amor se ha acabado o fue una mentira. En los sentimientos que quedan ahí aún cuando el otro ya no está a nuestro lado. Porque claro, no podemos hablar de amor sino a través de otro, con respecto a otro.

Así que Kotonoha no Niwa es una historia de amor entre dos. 

Ellos se encuentran una mañana lluviosa en el parque de Shinjuku. Él tiene quince años y sueña con hacer zapatos a mano. Ella pasa de los veinticinco y, por alguna razón, está bebiendo cerveza y comiendo chocolates. Al principio son cortesías y miradas furtivas. Él cree haberla visto antes en otro lugar, pero no consigue recordar dónde. Ella reconoce el uniforme que él lleva y, antes de irse, recita un tanka:

Narukami no sukoshi toyomite
sashi kumori
ame mo furanuka
kimi wo todomemu

[El tenue sonido de un relámpago.
Cielos nublados.
Quizá llueva.
Si es así, ¿permanecerás aquí?]

Él queda un poco perplejo.

Un segundo encuentro, envalentonados por la nueva coincidencia en el mismo lugar, los lleva a intercambiar algunas palabras así como un pacto tácito: él se salta clases todas las mañanas lluviosas y así, ella puede estar segura de encontrarlo.

Así empieza una historia de amor que florece, como el jardín, auspiciada por la lluvia. Pero la temporada pluvial no es eterna y pronto las nubes dejarán su estacionamiento temporal. Pero, ¿es que la lluvia no ama las flores que alimenta? ¿La flor no siente ninguna tristeza por la partida del agua benefactora?

No quiero decir mucho más porque, como dije antes, no estaré haciéndole justicia. Es una historia de amor que, vista con el corazón abierto, va un poco más allá de lo que habitualmente entendemos como tal.



domingo, 4 de agosto de 2013

Primeros acercamientos al anime

¿Cómo recomendarle a alguien que nunca ha visto anime, que vea anime? ¿Cómo convencerlo de la riqueza narrativa y visual que tienen estos "dibujos animados"? Me pongo a pensar cuál fue el momento en el que me hice fan del anime; ese momento en el que supe que ya no podría dejar de verlo, que iba a ser una otaku toda mi vida. 



Tendría que volver muchos años atrás, durante la infancia consumía todo lo que la televisión abierta me ofrecía en cuanto a caricaturas. Fue ahí donde conocí a Los Caballeros del Zodiaco; de ahí vinieron otros como Sailor Moon, Las Guerreras Mágicas, Ranma 1/2, Dragon Ball, Supercampeones, etc. Yo era asidua a estos pero sin saber lo que era un anime en sí, los consumía junto con otras caricaturas norteamericanas, como si todo fuera parte de lo mismo.

Después con el cable -y ya a mis 18 años debo agregar- dedicaba largas horas a ver canales como Nickelodeon, pero en especial Cartoon Network (soy fanática de Cartoon Network, aún ahora, demándenme). Aquí descubrí la barra nocturna que este canal le dedicada a la animación japonesa, Toonami, donde me enganché con Inuyasha, además de animes como Saint Seiya (otra vez), Yu Yu Hakusho, Capitain Tsubasa, Zatch Bell, Mirmo Zibang y demás. También gracias a Cartoon Netwok conocí otras joyas como Ashita no Nadja, Love Hina y Gakko no kaidan (mejor conocida como Historias de fantasmas).


Fueron buenos tiempos.

Pero ver anime en la televisión requiere mucho esfuerzo, la barra de Toonami empezaba casi a la media noche, eso sin contar que de repente dejaban de trasmitir alguno y lo sustituían por otro, sin previo aviso, dejándonos morir en desesperación. No fui de los afortunados que tenían Animax, así que tuve que buscar nuevos medios para seguir viendo anime, y fue así que terminé en You Tube

En You Tube vi Death Note, y puedo decir que fue la serie que me enganchó definitivamente, y sin vuelta a atrás, al mundo otaku. Y es que Death Note te atrapa y no te deja ir, ni si quiera te deja respirar entre un capítulo y otro; es tan hipnotizante, tan vertiginosa y arrebatadora que no puedes dejar de verla. La devoras. Una vez que la terminas, quieres ver más, por eso empecé mi búsqueda de nuevos animes y nuevas páginas para verlos, me di cuenta que el internet lo tenía todo si uno sabía buscar. Encontré títulos muy buenos con historias que exprimían el corazón, era todo un nuevo mundo y yo lo descubría con cada capítulo, con cada personaje, con cada diálogo. 



Luego vino la difícil etapa postuniversitaria, cuando uno no sabe qué hacer con su vida y pues decide mejor no hacer nada, al menos por un tiempo. Sabía que tenía que conseguir un trabajo y ser un adulto funcional de la sociedad, pero simplemente no tenía ganas. Y fue ahí que Naruto llegó a mi vida, me gustó tanto que me abracé a él, y no lo solté hasta que lo terminé -al menos hasta el capítulo en que iba- aún ahora no la suelto, pues después de más de 500 capítulos el anime sigue, y seguirá. Ver anime requiere mucha voluntad.

Le tengo un gran cariño a Naruto, llegó en un momento en que lo necesitaba, encontré una gran belleza en sus personajes y en sus historias (y en las peleas ninjas, claro); además, me unió de una manera tan íntima y bonita con María (senpai, desde entonces): Naruto nos salvó de la depresión de salir de la universidad, nos gusta decir entre bromas. Pero sí, Naruto nos salvó.


¿Cómo recomendarle a alguien que nunca ha visto anime, que vea anime? 

Creo que hay un anime para cada persona, seguramente se toparán con una historia que les haga explotar la cabeza (no literalmente) y en la que encuentren ese sentimiento que no habían encontrado en otro lado. Pasa, se los puedo asegurar. Pero entre la gran cantidad de géneros que hay es fácil perderse, además de que los gustos de cada persona, como es obvio, varían mucho. Qué difícil se me hace recomendar un anime, es algo tan personal, tan circunstancial. Pero a pesar de eso, hay animes que siempre serán buenos, pues sus tramas y sus personajes están tan bien estructurados que te hacen querer seguir viéndolo hasta el final; prueba de ello es Death Note (todos los que empiezan a verla la terminan, aunque luego despotriquen contra ella), Cowboy Bebop también es un buen primer acercamiento, así como Fullmetal Alchemist (el Brotherhood, por favor) y Monster (todos tienen que ver Monster).

Pero lejos de todo esto, yo siempre les digo que hay animes que tienen historias que no le piden nada a las series gringas que tanto nos gustan. Además el formato de la animación, el arte que existe en cada toma, en cada gesto, es algo que todos merecemos ver, por el mero placer de la contemplación. 

Y pues sí, a veces el anime también te salva.
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