Una de las razones por las que me hice otaku
hardcore fue por Inuyasha.
Siempre voy a reconocer eso. Recuerdo que lo empecé a ver por Cartoon Network pero, como es común en
estos canales, lo quitaron cuando se les dio su gana; estonces le entré a ver
anime por youtube.
Esta historia, creada por la mangaka Rumiko Takahashi (a quien recordamos
por animes como Ranma 1/2), se ambienta en el Japón feudal, para ser precisos
en el periodo Sengoku. Aquí, un
semidemonio (mitad humano, mitad perro) llamado Inuyasha quiere conseguir la
perla de shikon -una joya mágica capaz de cumplir cualquier deseo- para así
poder convertirse en un demonio completo. Es así que comienza a seguir a la
sacerdotisa Kikyo, quien es la encargada de proteger la perla, con el objetivo
de robársela; sin embargo, con el paso del tiempo, terminan enamorándose. Kikyo
le propone a Inuyasha usar la perla para convertirlo en humano, con ese acto la
perla se purificaría y se destruiría, de esa manera podrían estar juntos para
siempre. Sin embargo, ambos son engañados por un demonio llamado Naraku quien
los hace creer que se traicionarían. Inuyasha, furioso, decide atacar la aldea
y robar la perla, pero Kikyo frustra su plan y lo deja sellado en un árbol. Ella
muere por las heridas ocasionadas en la pelea y deciden quemarla junto con la
perla para que de esta manera no pueda ser usada para el mal.
Pasan 500 años, en la época contemporánea, una chica llamada Kagome es
atacada por un monstruo que la arrastra a un antiguo pozo que se encuentra en
el templo que cuida su familia; éste pozo la transporta al pasado, a la época
donde se encuentra Inuyasha sellado. El monstruo intenta sacarle la perla de
shikon que ahora habita en su interior, pues resulta que ella es la
reencarnación de la sacerdotisa Kikyo; durante la pelea ella libera a Inuyasha
de su letargo para que la ayude a deshacerse del monstruo. Sin embargo, por un
descuido de Kagome, la perla se rompe en cientos de pedazos que son esparcidos
por todos lados.
Así comienza la historia: Inuyasha y Kagome tendrán que emprender un viaje
para buscar todos los fragmentos de la perla antes de que caigan en malas
manos. En el camino se les unirán otros
personajes: Sango, el monje Miroku y Shippo. El villano de la historia es un
demonio llamado Naraku, quien intenta apoderarse de todos los fragmentos para
usarlos en sus planes malignos. Él ha ocasionado sufrimiento a todos los
personajes de la historia, por lo que se vislumbra que la batalla final será
contra él.
Inuyasha es una mitología por sí misma. Y no sólo por el hecho de que
recurra a la propia mitología japonesa para explicar a algunos de sus
personajes; sino porque además crea mitos nuevos para darle sentido al universo
donde habitan los seres fantásticos de la historia, esas pequeñas leyendas que
nos narran el origen de las cosas. Cuenta con un abanico de personajes que se
despliegan a lo largo de sus más de 190 episodios: deidades, demonios,
monstruos, héroes, samuráis, ninjas, aldeanos, monjes, entre otros; todos ellos
–incluso los incidentales- son complejos y hermosos.
La complejidad de los personajes radica en las batallas internas que cada
uno está librando; todos, en algún momento, se tambalean entre la luz y la
oscuridad. Se nos plantea la idea de que el bien y el mal son inherentes a
nuestra naturaleza, habitan dentro de nosotros; pero son nuestras acciones y
decisiones las que mueven la balanza a un lado u otro. La historia lo deja
claro, es fácil caer en la oscuridad, sumergirse en ella y dejar que se apodere
de tu alma; ya que desde un principio estuvo ahí, presente, latente. Todos
tenemos ese deseo malsano muy en el fondo de nuestros corazones, ese acto
egoísta que nos puede llevar por el camino incorrecto. Como es el caso de
Naraku -el mismísimo mal encarnado- él proviene del deseo oscuro de un bandido
que, antes de morir, le ofrece su alma a cientos de demonios con el objetivo de
tener un nuevo cuerpo y ganarse el amor de Kikyo. Es por eso que los villanos
de Inuyasha son tan “humanos”, tan convincentes, e incluso entrañables;
pues sus motivaciones quedan claras y bien planteadas.
También podemos hablar de una dualidad que está presente en algunos de los
personajes; como es el caso de su protagonista, Inuyasha. Es ésta lucha
constante entre dos opuestos (el ser demonio o el ser humano) lo que viene a
agregar conflicto a sus acciones. Este es un recurso usado por la autora para
dotar de complejidad a sus personajes; basta recordar el caso de Ranma 1/2, el
dilema del chico que al mojarse se convierte en mujer.
Inuyasha cuenta con una narrativa intertextual, es decir, a través de la
trama principal encontramos otras pequeñas historias, mitos, leyendas y
anécdotas que se entrelazan para complementarla. Además, hay una fuerte
relación con el Shinto, pues se habla
de divinidades, de seres espirituales y de la fuerza de la naturaleza; todo
ello partiendo de la idea del “alma” como algo que permanece, que se
transforma, que reencarna.
La religión Shinto está ligada
con las creencias de los campesinos y agricultores japoneses; por eso no es
raro ver que la historia se desarrolle precisamente en las
aldeas y feudos con una fuerte creencia en las deidades de la naturaleza: este
es el escenario perfecto para que habiten e interactúen los personajes
sobrenaturales de este anime. Además, hay que recordar que la trama tiene lugar
en el Japón feudal, en un periodo de
guerra civil; es en este ambiente turbulento donde las aventuras de Inuyasha
encajan perfectamente; el lugar perfecto para que los humanos convivan con
demonios y toda clase de seres.
Inuyasha es el perfecto equilibrio entre acción, batallas, suspenso,
romance y humor. Es obvio que una serie que dura tantos episodios debe saber
equilibrar todas estas para mantenerse interesante. Rumiko sabe hacerlo, es
especialista en historias largas (volvamos al ejemplo de Ranma 1/2) y la razón
por la que sus historias largas logran atrapar a los espectadores hasta el
final es por la gran cantidad de personajes que aparecen. Ella echa mano de la
mitología japonesa y la mezcla con una historia de amor y aventura. Nos
presenta un retrato muy a su estilo del Japón medieval, con todas sus
costumbres y su folclore.
Este es uno de esos animes épicos a los que antes estábamos acostumbrados, con
historias entrañables, con grandes batallas y, sobretodo, con una historia de
amor que nos hace derramar lágrimas frente al monitor. Yo aprendí a amar el
anime gracias a Inuyasha; aprendí lo que era el dolor/satisfacción de seguir
una serie tan larga, de esperar pacientemente por el final feliz que tanto
deseaba para mis personajes. En el trayecto, y sin darme cuenta, me enamoré de
Japón, de ese lugar enigmático donde todo parece posible.
En la prepa, mis amigas y yo nos reuníamos a ver esta serie, pero nunca vimos el final... ahhh, qué bonitos recuerdos.
ResponderEliminaral leer este post casi me largo a llorrar... me hizo recordar mucho a mi infancia y al amor que siempre le tengo a Inuyasha :')
ResponderEliminarYo tambien lo ame mucho,.. que lugar enigmatico que es japon,.
ResponderEliminarCasi me hace llorar, muy buena redacción.T_T
ResponderEliminarExcelente reseña, es una gran historia muy bien desarrollada.
ResponderEliminar2020 y recién viendo esta recie en mi infancia jamás logré verla pero si debo decirlo que tanto como ranma1/2 y inuyasha me encantaron su romanticismo me enamore de las series y sus canciones esa melodia folclórica que tiene es hermosa 💕
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con esta reseña. Yo el verano del año pasado me vi la serie entera (incluidas las películas) y me encantó, siendo hasta la fecha mi anime favorito, ya me había visto anteriormente Ranma 1/2 (primer anime que me vi)y me había encantado, pero esta serie es Ranma mejorado y mucho más desarrollado. Mezcla perfecta de luchas, comedia, romance y fantasía. Un anime único y espectacular
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