Uno
Los Caballeros del Zodiaco siempre estarán dentro de los mejores recuerdos de mi infancia. Yo fui
una niña que no tenía muchos amigos por su casa, entonces no salía a jugar a la
calle o lo que quiera que hagan los niños en sus tardes de ocio. La televisión
fue mi amiga y en ella encontré refugio en mis horas de tedio. Mi hermano y yo
éramos grandes fans de Saint Seiya y
compañía, no nos perdíamos ningún capítulo, nos emocionábamos, sufríamos, todo.
Mi hermano tenía dos de las famosas
figuras de acción, a Sagitario y a Libra, casi nunca me dejaba jugar con ellas
pues para todo niño en aquellos tiempos esas figuras eran sumamente valiosas,
por eso las cuidaban como oro. Cuando él no estaba me gustaba observarlas
dentro de su empaque, nunca me atreví a sacarlas.
Cuando la película de Los Caballeros del Zodiaco contraatacan
(Saint Seiya: Shinku no shōnen densetsu) llegó a los cines, la primera de la
franquicia en proyectarse en México, mi papá nos llevó a verla. Mi hermano y yo
la vimos con ojos llenos de emoción mientras mi papá se quedó dormido casi toda
la película. Después, los “reyes magos” nos trajeron el VHS de esa película; lo
vimos muchísimas veces, tanto que nos sabíamos todos los diálogos; pausábamos
ciertas escenas, las regresábamos, las repetíamos una y otra vez. Nunca nos
aburrió.
Entonces básicamente eso significaron
Los Caballeros del Zodiaco para mí:
gratos momentos que pasé junto a mi hermano; un gusto compartido -como nunca
más volvimos a tener uno- una complicidad, un momento especial que sólo nos
perteneció a nosotros; como si en el momento en que nos sentábamos frente al
televisor todo lo demás se desvaneciera, éramos él y yo junto a nuestros héroes
en su armaduras.
Dos
En una ocasión un compañero en la
universidad me dijo que no se explicaba por qué nos gustaba tanto la serie si
siempre eran las mismas situaciones repetidas una y otra vez. Para empezar
Saori, la mismísima Atenea, de alguna manera se veía obligada a salvar el mundo
que estaba al borde de la destrucción; y los valientes caballeros de bronce,
sabedores de su deber, se enfrentaban a los malos que amenazaban la paz: los
caballeros negros, los caballeros de plata, luego los caballeros dorados,
después vinieron los dioses guerreros de Asgard, los generales marinos de
Poseidón y por último a los espectros de Hades.
Pues sí, la dinámica casi siempre
era la misma: el enfrentamiento contra un caballero en apariencia superior; la
batalla en solitario para permitir que los otros siguieran avanzando, pues ante
todo era una carrera contra el tiempo; el momento en el que todo parecía
perdido, donde se vislumbraba la derrota; y luego, el resurgimiento, el séptimo
sentido, la voluntad que se transformaba en fuerza y que hacía que los
caballeros de bronce derrotaran hasta el más fuerte adversario.
Pero más allá de todo esto, más allá
de la dinámica repetida, el anime de Los
Caballeros del Zodiaco sentó las bases para series futuras; con sus
batallas, su reinterpretación de diferentes mitologías, crearon un género
propio que se ha mantenido vigente a lo largo de todos estos años. También hay
que resaltar que sus personajes, todos ellos, son maravillosos; y es que
gracias a que cada uno responde a un signo o deidad específica, hacen de su
personalidad algo único e irrepetible.
Saint Seiya
no ha envejecido a lo largo de estos años, se ha sabido adaptar a las tendencias
de la época. Ejemplo de ello es la saga de Hades, la cual contó con una animación
notablemente mejor a sus predecesoras y una historia que dio un giro diferente
a lo que se venía haciendo, pues Seiya, Hyoga, Shiryu, Shun e Ikki ceden un
poco de su protagonismo a los gloriosos caballeros dorados.
Y al final de cuentas creo que el
mensaje de Los Caballeros del Zodiaco
es muy bello; pues la idea de unos caballeros “inferiores” que a base de
esfuerzo y de amor a la humanidad –sin olvidar su lealtad hacia Atenea- logran
enfrentarse contra los más poderosos e incluso contra los mismísimos
dioses es siempre esperanzadora. No hay
que olvidar que en la balanza entre el bien y el mal, un corazón noble puede
hacer la diferencia. Eso es precisamente lo que nos enseñó el buen Seiya.
Bonus
Otra de las cosas que me gustan de la
serie es la discusión de ¿Qué caballero es el mejor? A base de un análisis minucioso
yo tengo mis favoritos: Aparte de Seiya, que evidentemente tiene un lugar
especial por ser el protagonista, creo
que Ikki es el más badass de todos, pues siempre llega a salvar el día, y
porque prácticamente resurge de las cenizas ¿Hay algo mejor que eso?
Y para ustedes ¿Cuál es el mejor?
Es cierto: la historia se repite una y otra vez, pero no sólo en los animes si no en la mayoría de las estructuras mitológicas y por ende, literarias. Es el llamado arquetipo, sobre todo del héroe y por eso nos gustan tanto esas historias.
ResponderEliminarencontré una página que cierto colaborador de ustedes puede explicar mejor :D
http://www.elartedepresentar.com/2011/11/la-estructura-del-viaje-del-heroe-para-presentaciones/
PD: el mejor caballero es Géminis, clara alusión a lo mucho que rulea ese signo zodiacal.
El cisne era mi favorito. Me gustaba el poder de congelar cosas.
ResponderEliminarTambién Alberich de Delta, porque podía congelarte dentro de una roca...
Quizá es porque siempre congelaba mis caballeros de juguete, pero siempre tuve una fijación con congelar cosas. Y con quemarlas, Beta también era bueno.
Buena serie. Me gustaba, al grado de crear un caballero independiente, de hecho es mujer y con ayuda de un buen amigo, se crearon sus técnicas y se desarrollaron sus habilidades. En fin, bonitos recuerdos.
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