Nen es un concepto clave en el universo de Hunter x Hunter. Es energía vital que mana de cada ser viviente. Todo mundo lo tiene, pero sólo algunos serán capaces de desarrollarlo. Se ve como un aura que rodea al cuerpo, fluyendo grácilmente, en tranquildad; o bien, emitiéndose con fuerza hacia el exterior, cubriéndolo todo. Llenándolo de la intención de quien lo emite. Como ya dije en otra ocasión, es una idea muy semejante al ki de Dragon Ball y al cosmos de Saint Seiya. Sin embargo, lo que lo hace diferente a aquellos es su complejidad.
Sabemos de la existencia de Nen a partir de la etapa en Heavens Arena. Ahí, Gon y Killua buscaron enfrentar oponentes cada vez más fuertes que sirvieran a ellos mismos como entrenamiento. Wing, su primer maestro, explicó a los muchachos los Principios Fundamentales y llevó a cabo la iniciación. Los cuatro Principios son: Ten (Envolver), Zetsu (Suprimir), Ren (Aumentar) y Hatsu (Liberar). Todos, de alguna manera, tienen que ver con el control de la propia aura, el manejo intencional de ésta.
En la etapa de Greed Island, Gon y Killua siguieron un entrenamiento especial con Biscuit Krueger, quien les enseñó hasta qué punto era posible controlar los cuatro Principios, así como la necesidad de diseñar sus habilidades con base en su tipo de Nen. Esta es una de las complejidades a las que me refería. El tipo de Nen que cada uno puede desarrollar está relacionado cercanamente con su personalidad individual. Es difícil decir qué viene primero. Los tipos son: Potenciador, Transmutador, Conjurador, Emisor, Manipulador y Especialista, y se describen a la manera de los eneagramas. El Potenciador, por ejemplo, es simple y directo; en tanto que el Transmutador es voluble, impredecible. Gon y Killua pertenecen, respectivamente, a esas categorías.
La serie, actualmente, está llegando al clímax de la etapa de las Hormigas Quimera. No quiero estropear (mucho) la sorpresa a quien tiene intenciones de entrarle a esta serie, pero, en este momento, el dominio de la propia habilidad es fundamental ya no sólo para triunfar en una batalla, sino incluso para sobrevivir a una derrota. El inmenso poder de las Hormigas Quimera lleva al límite a los más experimentados: es capaz de quebrar sus fuerzas, físicas y emocionales. Y he aquí la importancia que tiene una forma muy distinta de manifestación de Nen: la espiritual.
Para hablar de ella, sin embargo, hay que prestar alguna atención al Rey de las Hormigas. Él es el principal antagonista de esta etapa y su poder sobrepasa al de todos sus súbditos. Se sabe superior a todos y sólo queda demostrarlo mediante la exhibición de su fuerza e inteligencia. Según su lógica, el gobierno corresponde a aquel que esté por encima de los demás; de tal manera que todos los líderes del mundo no hacen sino usurpar su lugar. Piensa en hacerles la guerra así que, mientras los preparativos se realizan, decide aprender el arte de combatir en los juegos de mesa. Ajedrez, Go, Shôgi; ninguno esconde sus secretos mucho tiempo. Una vez que ha vencido, El Rey ejecuta a los campeones, que de nada más le sirven.
Quedándole un solo juego que dominar, el Rey conoce a la inverosímil campeona de Gungi: Komugi. Una niña desaliñada, ciega, fea, con la nariz siempre sucia. No puede hablar correctamente y hasta olvida respirar por sí misma si se concentra en seguir la orden de guardar silencio. Una criatura sin dignidad, según diría el Rey. Lo único que Komugi sabe hacer es jugar al Gungi. Como hija de una familia numerosa y pobre, su vida sólo tiene sentido en el juego. De otra manera, según ella misma dice, sólo sería una carga para los demás. Un peso muerto.
Sin embargo, nunca ha sido derrotada. Se dice que, cuando es vencido, un Maestro de Gungi se convierte en una persona ordinaria; y ella sabe muy bien que cuando eso le ocurra, ya nada podrá justificar su existencia. Por eso tiene tomada una decisión: en el momento en que pierda un juego, se quitará la vida. Quizá es por ese compromiso que su Nen parece despertar conforme continúa jugando con el Rey; que no importa cuánto mejore él, nunca podrá ganar.
Si buscan a qué tipo de Nen corresponde el de Komugi, la encontrarán como Especialista. Es la categoría que conjunta a las habilidades raras, que no caben en ninguna otra. Los Especialistas suelen ser individualistas y carismáticos; nacidos o criados en condiciones difíciles, de profundo abandono. Son como flores que crecen en el desierto. Es su devoción a una sola cosa, a una única causa, lo que los hace especiales.
Creo, sin embargo, que Komugi es más que eso. Hay una escena en que el Rey, tratando de romper el ritmo de su oponente, le ofrece hacer una apuesta: si ella gana, él le concederá cualquier cosa que desee, pero si pierde, ella le ofrecerá un brazo. Ahí es donde conocemos hasta dónde Komugi está resuelta a jugarse la vida en el Gungi, pero hay algo aún más sorprendente: el Rey, enfadado por descubrir su propia falta de resolución —así como lo vulgar de su estrategia— se arranca el brazo a sí mismo, a modo de disculpa. Komugi se niega a seguir jugando si él no permite que lo curen de manera que el Rey, contrario a su intención, permite que se le intervenga.
Creo que esta escena es importante porque, a partir de aquí, todo lo que sucede a continuación no hace sino demostrar la enorme influencia que ella tiene, sin buscarlo ni saberlo, sobre el Rey y su séquito. Me atrevería a asegurar que el Rey está descubriendo en ella un poder diferente. Lo cito:
Después de conocer a Komugi, aprendí que la fuerza se manifiesta de diferentes maneras. Por ejemplo, durante nuestro viaje hasta aquí, maté a un niño. Quizá ese niño tenía el potencial para superarme en algún campo específico, pero yo extinguí ese potencial. Lo destruí sin tener ninguna razón para hacerlo. ¡Porque yo soy el Rey! ¡Tomé una vida sin razón alguna! ¡Qué gran poder debo poseer! ¡Aparezco sin previo aviso y destruyo vidas sólo porque su fuerza es inferior a la mía! ¡Aplastar! ¡Destruir! ¡Ése es mi poder! ¡Esa fuerza es el poder más grande de este mundo!
Pero el discurso del Rey carece de lógica. Por un lado, reconoce que hay poderes diferentes y, por el otro, se afirma como una fuerza que, cuando no puede superar a otro de cierta manera, necesita destruirlo. Días antes, esto pudo tener sentido para él, pero ya no más. El Nen de Komugi, su fuerza vital, es más que mejorar en el Gungi; es una forma de amor, una manera de comprender la vida y la muerte que lo intriga, que está más allá del deseo y el miedo. Porque sí, hay diferentes formas en que la fuerza se manifiesta, pero para poder apreciarlas, hace falta la sensibilidad de un artista. Y he ahí la última evolución de una especie corrupta de origen, como las Hormigas Quimera: la humanización.
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