"It's strange that 'Evangelion' has become such a hit
all the characters are so sick!"
Hideaki Anno
Es verdad, en Neon
Genesis Evangelion (1995) todos los personajes son enfermizos y hasta
cierto punto patéticos; pero el hecho de que sean terriblemente humanos es lo
que los hace ser tan entrañables. Es por eso que, a pesar de los años, la serie
sigue vigente como uno de los pilares de la animación japonesa contemporánea.
Me enfocaré únicamente en el anime que todos conocimos
(y amamos) a edad temprana, esos 26 capítulos que se transmitieron en los años
noventa. La trama ya es conocida por todos, nos encontramos en un mundo
apocalíptico donde la humanidad está siendo amenazada por seres a los que
llaman Ángeles; la mitad ya fue exterminada con el Segundo Impacto, por lo que
ahora luchan contra ellos a través de la corporación NERV y los EVA piloteados
por nuestros tres adolescentes favoritos: Shinji, Asuka y Rei.
A primera vista parece ser una historia de aventura y
acción mecha, pero a medida que
avanzan los capítulos nos vamos sumergiendo cada vez más en la psique de los
personajes hasta dejar de un lado la acción para dar paso al drama interno que
sufren los protagonistas.
Algunos dicen que Evangelion
es el resultado de la depresión que vivió Hideaki Anno y de su posterior
acercamiento a la teoría del psicoanálisis; quizá a esto se deba que los
protagonistas estén llenos de complejos y conflictos y que gran parte de la
historia -sobre todo a partir de la segunda mitad de la serie- se nos vaya en
cuestionamientos y diálogos introspectivos. Y es ahí donde Evangelion se aparta de los demás animes de la época, pues el autor
se permite entrar a los rincones más profundos de la mente de sus personajes.
Siempre me ha llamado la atención la manera en la que
Anno plantea el mundo apocalíptico; la ciudad de Tokyo-3 se yergue con todo su
entramado tecnológico pero sin caer en las pretensiones futuristas de otros
animes del estilo. Esta ciudad tecnológica se cimienta sobre las ruinas que
dejó el Segundo Impacto. Los ataques constantes de los Ángeles hacen que
siempre haya una sensación de desolación y destrucción en el ambiente; éste se
acentúa gracias a los magníficos encuadres que realiza el autor, las escenas de la ciudad, esos primeros
planos silenciosos y recurrentes de los postes de luz, las vías del tren, los
andenes vacíos, las calles, los semáforos y, sobretodo, el sonido constante de
las cigarras recordándonos el verano perpetuo.
En este paisaje apocalíptico, la ciencia aparece como
la salvación de la raza humana; la creación de los EVA -que más que robots son
seres biológicos creados artificialmente- se presenta como su última esperanza.
La ciencia es lo que protege a la hombres, pero al mismo tiempo es la causante
de todos sus males; es esa arrogancia la que causó la tragedia hace quince
años, el quererse poner a un nivel casi divino: “Los humanos son incapaces de crear algo de la nada, deben tener algo
de donde comenzar, porque los humanos no
son dioses”.
En este contexto la ciencia y la tecnología
deshumanizan al hombre, quien se encuentra absorto en sí mismo, incapaz de
relacionarse con otros. Quizá esa sea la razón de que los últimos dos episodios
-los cuales rompen por completo el ritmo de la serie- muestren un enfrentamiento
de los personajes con su pasado, con sus traumas y con sus vacíos
existenciales; abordan ese reencuentro consigo mismos, el dejar de huir y la búsqueda del
sentido de su existencia.
Este final causó polémica entre los fans quienes lo
encontraron demasiado ambiguo. Algunos afirman que los problemas financieros
dentro de la producción fueron la razón de este, lo que obligó a los estudios Gainax a prescindir de escenas demasiado
elaboradas; otros dicen que fue porque el autor no encontraba la manera de
terminar la serie. No sabemos si es verdad, lo cierto es que Anno defendió
siempre su final, lamentando incluso las críticas de algunos fans a los que no
les gustó. Él siempre argumentó que con Evangelion
quiso ir más allá de lo que se estaba haciendo en ese momento en cuanto a
animación, de ahí que tocará temas tan complejos y no comunes como los que se abordan en la serie.
Es por eso que al final podemos ver un colapso en los
personajes, tanto interno como externo. En lo que parece ser el Tercer Impacto,
Shinji se cuestiona el Proyecto de Complementación Humana al tiempo que busca
el motivo de su vida y el ser algo más que un instrumento. En este anime Anno plasma su visión de la
humanidad, es una obra íntima donde descarga sus propias frustraciones, sus
miedos y sus anhelos; él mismo así lo mencionó: “Evangelion is my life and I have put everything I know into this
work. This is my entire life. My life itself”
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