Y
Yahvé Dios le dio al hombre un mandamiento; le dijo:
«Puedes comer todo lo que quieras de los árboles
del jardín,
pero no comerás del árbol de la Ciencia del bien
y el mal.
El día que comas de él, ten la seguridad de que
morirás.»
(Génesis; 2, 16-17)
La
Humanidad es creada, de la misma forma que los Ángeles. Unos son frutos del
Árbol de la Ciencia y los otros, del Árbol de la Vida. No son sino alternativas
de una misma Creación que, al final, se reunirán en un solo ser encaminado a la
Eternidad. La vuelta al Edén.
La
Humanidad inicia su historia con un acto de desobediencia. Otros dirán que no
es desobediencia, sino libertad. Es un acto que, según esta interpretación del
relato bíblico, la distingue de Dios y le confiere el gobierno de la tierra, la
obligación de ganarse la vida con su trabajo y la condena de que algún día
morirá. Pero el peor castigo no es en realidad la muerte, sino la soledad.
Eso es,
en resumen, el fondo de Neon Genesis
Evangelion. Conocemos los pormenores: un Segundo Impacto que liquidó a la
mitad de la humanidad, la invasión de los Ángeles y la batalla que se les
planta. Armageddon, el fin del mundo.
Pero eso
es sólo la superficie de la historia. En el fondo está la soledad: la de
Shinji, huérfano de madre desde muy niño, abandonado por su padre; viviendo el
dilema del erizo: ansía la cercanía pero ello lastima a otros y le acarrea
dolor. Y así podríamos hablar de Misato, de Ritsuko, de Asuka, de Kaji. Cada
uno con historias de amor entremezclado con odio. De obligaciones y deudas reales
e imaginarias con sus vivos y sus muertos.
Para
todos ellos se vislumbra una gran tentación: renunciar a los límites
individuales, licuarse en la sustancia original, abdicar de la libertad y el
amor. ¿Para qué insistir en tener deseos propios si éstos son incompatibles con
los de otros? ¿Para qué comunicarse si existe siempre el riesgo latente de no
ser comprendidos y de no comprender? ¿Para qué amar si eso no es sólo alegría
sino, las más de las veces, dolor y tristeza? La tragedia de Evangelion no está en la batalla por el
fin del mundo. Está en su gente. En sus desesperados, patéticos, a veces
sofisticados, intentos por mitigar la soledad.
Líneas
arriba hablaba de la desobediencia como un acto de humanización. Ese es el
lugar donde Evangelion desea
llevarnos, recurriendo a la relación paradigmática con la madre, representada
en el propio Eva. Un nuevo acto de
desobediencia y rebeldía que culmina con el re-nacimiento de la humanidad.
Shinji, como el nuevo Adán, rechaza el regreso al Edén admitiendo así la
angustia propia de la libertad y el amor.
Neon Genesis Evangelion se transmitió en Japón durante el otoño de 1995. Constó de
26 capítulos más el final compuesto por las películas Death & Rebirth y The End
of Evangelion. Desde 2007 comenzó el remake
conocido como Rebuild of Evangelion en
versiones cinematográficas con Evangelion
1.0: You are (not) alone, siguiendo en 2009 con Evangelion 2.0: You can (not) advance. Este mes se estrenará la
tercera entrega.
Rebuild of Evangelion no es sólo una mejora en la animación y efectos visuales.
Desde los títulos se pone el acento en la naturaleza ambivalente de los
conflictos de los personajes, en especial los de Shinji, que poco a poco
aprenderá que el dolor es parte del amor y de la vida. Se introducen nuevos
personajes y todo sugiere que los eventos ocurrirán de una forma distinta. Sin
embargo, Hideaki Anno parece seguir respetando la esencia del mensaje que desea
transmitir: el amor es destructivo y la libertad, dolorosa. Pero eso es lo que
nos hace humanos.
La verdad no he visto nada de lo nuevo de Evangelion, me esperaré hasta que terminen las peliculas o el manga. Ya que me quedé con el amargo sabor de el final del anime y de The End of Evangelion. Pero por lo visto todavía falta muuucho para que ese día llegue...
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