Le dedico este post a
quien me recomendó esta película.
¿Tú qué harías si te pasara lo de los libros en la
biblioteca? Ha de ser algo increíble, ¿no crees? No se puede renegar de una
coincidencia así de grande. No es que sea una romántica, es que habría que ser
tonta para no darse cuenta que ahí está el amor. En dónde más podría estarlo:
si te encuentras a una persona en el mismo lugar en el que a ti te gusta pasar
el tiempo cuando estás a solas, esa persona forma parte de tu mundo interior y
siempre te va a acompañar.
Por eso a Shizuku se le va el aire cuando se da cuenta de lo
que está pasando (confieso que a mí también se me fue, varias veces durante la
película dejé de respirar): ha encontrado a alguien a quien le gusta estar en el
mismo lugar en el que ella se retira a tomar refugio de la vida. No veo qué
otra cosa puede querer decir que en las tarjetas de los libros que ella pide en
préstamo de la biblioteca siempre aparezca, por encima del suyo, el nombre de
alguien más; una misma persona que ya pasó por ahí, que los leyó antes que
ella, que además está cerca... ¿quién será Seiji Amasawa?
¿No lo crees así? Apenas comienza la historia de Whisper
of the Heart ( 耳をすませば mimi wo sumaseba,
literal: si escuchas atentamente ) y el corazón late. Ésta es una
historia de amor. No cabe duda.
Miyazaki es un genio. No dirige la
película, pero escribe el guión. Y desde ahí, como guionista, se decanta por la
metaficción. Permíteme aclarar algo, en este caso la palabra metaficción no apunta
hacia ese horrible academicismo del discurso autorreferencial, de la ficción
que habla de ficción. No, Miyazaki sabe ocultarse; es tan sutil que casi pasa
desapercibido. Ésta es una historia de amor contada desde el amor.
Todo. Todo depende de cómo se cuenta lo
que se cuenta. El valor personal de cada ser humano se corresponde con la clase
de historias que es capaz de contar. Estamos obligados a ser buenos narradores
porque quién sino nosotros mismos ha de contar la historia de nuestra propia
vida; estamos obligados porque queremos morir sabiendo que tuvimos una existencia
digna de ser.
Mimi wo sumaseba
es sobre el destino. Siendo más precisa, sobre quienes están destinados al
amor. Para ellos cada detalle es importante, las circunstancias son un tejido
de relaciones absolutas. Nada es casual, todo es el universo en donde ocurren
(por eso el papá de Shizuku dice que prefiere las tarjetas en los libros sobre
los archivos digitales).
Quien es capaz de narrar el destino es quien más cerca está de conjugar el presente y la voluntad. De hacer magia. El destino es aquello que está escrito en el transcurrir del tiempo. Los caminos se bifurcan y se dividen. Tú lo sabes, a cada paso que das en el jardín del destino, debes elegir; y cada elección determina futuros caminos. Sin embargo, al final de una vida de caminar, puedes mirar atrás y ver un solo sendero detrás de ti. Quienes son capaces de narrar el destino no son capaces de ver qué sucede hacia delante, pero conocen bien el presente. Lo inmediato les pertenece. El tiempo está en sincronía con la acción. Así es como el mundo parece casualidad: lo que se entiende de la vida y del amor hace eco en todas partes.[1]
No hay otro modo. Hay que convertirse en lo que se desea,
hay que conjugar el presente con la voluntad. En otras palabras, tenemos que
estar a la altura del ideal que tenemos de nosotros mismos. Igual que Shizuku y
Seiji. Igual que Miyazaki.
La teorización de un universo, el sueño representado, la
historia dentro de la historia: nunca antes me había parecido tan claro que hay
que amar para hacer arte... Y que la guerra, la guerra interrumpe el curso
natural de las cosas.
Country Road, cambio y fuera.
P.D. No la había querido ver porque tenía miedo de llorar (y
sí)… pero ya que la vi me siento muy contenta. Mis lágrimas cambiaron de signo:
la tristeza se convirtió en dicha en cuanto brotaron de mis ojos.
[1] Creo entender
que esto mismo es lo que le sucede a Kundera en La insoportable levedad del ser: “La casualidad, y sólo la casualidad, tiene un
mensaje para nosotros. Todo lo que ocurre por necesidad, todo lo que es
predecible, que se repite día con día, está mudo. Solamente la casualidad puede
hablarnos. Somos capaces de leer su mensaje tanto como los gitanos leen los
granos del café en el asiento de la taza. (…) La necesidad no conoce fórmulas
mágicas, todas ellas se dejan a la casualidad. Si un amor ha ser inolvidable,
la casualidad debe de volar a él como las aves a los brazos de San Francisco de
Asís.”
Servicio completo. Aquí pueden ver Susurros del Corazón: http://peliculasfox.com/susurros-del-corazon
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