lunes, 14 de octubre de 2013

Episodio Uno

Ahora que inicia la temporada de otoño y tuve oportunidad de ver algunos Episodios Uno, me sorprendí pensando en lo importantes que son. Se hayan o no generado expectativas mediante la publicidad previa, lo cierto es que el Episodio Uno es el primer contacto real que una nueva historia tiene con la audiencia. En él conocemos a los personajes principales, escuchamos sus voces, los vemos andar e interactuar. Se crean esperanzas.

No puedo decir mucho de lo que esta temporada nos depara, así que decidí escribir acerca del Episodio Uno que recuerdo con más gusto: Hyôka (Kyoto Animation, 2012). Primer día en la preparatoria, en un pequeño pueblo rural. Hôtarô Oreki y Satoshi Fukube discuten el lema del primero: Si no debo hacerlo, no lo haré; si debo hacerlo, que sea rápido. No es, de ninguna manera, que Oreki se crea por encima de las cosas como para prestarles alguna atención, es sólo que así es él, explica, prefiere llevar una vida en la que no tenga que resaltar. Sin embargo, impelido por su hermana mayor, ha debido inscribirse al Club de Clásicos y así prevenir su desaparición.

Sin otro remedio, Oreki se encamina a conocer el salón asignado al club. Espera que esté vacío, pues él es el único miembro inscrito. Sin embargo, al abrir la puerta, se encuentra con que dentro está una chica asomada a la ventana. Pronto, ambos se miran en un silencio que, de algún modo, resulta acogedor.


Y entonces, opening:



Apenas han transcurrido menos de cinco minutos de un episodio que dura cerca de veintiocho. Tiempo más que suficiente para notar lo cuidada que es la animación, lo detallado de los colores, la claridad del sonido que hacen las voces y las cosas, la belleza de la música incidental. Aún no sabemos de qué va a tratarse pero eso será resuelto en la primera mitad.

La chica se llama Chitanda Eru y desea inscribirse al club. Habiendo un inesperado miembro, Oreki decide que su presencia ya no es necesaria y se despide, recordándole que debe cerrar la puerta antes de irse. Entonces cae en la cuenta que él tiene la llave y que, cuando entró al salón, tuvo que abrir la cerradura. ¿Cómo es que ella ya estaba dentro? Los ojos de Chitanda brillan de curiosidad y, de alguna manera, envuelven a Hôtarô. Es menester resolver ese misterio.


Así descubrimos que estamos ante una historia de detectives. Una gran parte del encanto de los cuentos detectivescos está en el razonamiento que lleva a develar los misterios. En Hyôka, el proceso de pensamiento de Oreki se muestra gráficamente y en cada capítulo, con cada nuevo enigma, es diferente. El trabajo creativo que hay detrás de ello es magnífico.

Siempre me han gustado las novelas de detectives y Hyôka les rinde un cumplido homenaje. Oreki es un perezoso Sherlock Holmes al que, a diferencia de éste, la curiosidad que lo motiva no es propia sino de Chitanda y se manifiesta en el brillo de sus ojos. La animación también transmite efectivamente la sensación de ser envuelto por ella, empujado por su mirada. Una forma de amor incipiente, inconsciente.

Hyôka, dirigida por Yasuhiro Takemoto (K-ON!, Suzumiya Haruhi no Yuutsu), se transmitió entre abril y septiembre de 2012. Contó con 22 episodios (y uno extra). Las composiciones musicales que la ambientan corrieron a cargo de Kouhei Tanaka, Johann Sebastian Bach y Ludwig van Beethoven.


Extra: Esta temporada empecé a ver Kyôkai no Kanata, Coppelion, Golden Time y Arpeggio of Blue Steel. Tengo buenas expectativas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...