domingo, 16 de diciembre de 2012

Érase una vez, nosotros (O de cómo me gusta el drama adolescente)



En serio que no quería escribir sobre otro anime con historias románticas como lo hice con Honey and Clover; sobre todo porque se que este tipo de series es más para aquellos que gustan del azote emocional y las lágrimas sobre el monitor. Me incluyo. Pero el otro día leyendo las noticias del mundo otaku, me enteré de que habían hecho una versión live action de Bokura ga ita, la cual se estrenó en marzo del 2012.

Pues bien, Bokura ga ita es un anime que, como es común en estos casos, está basado en el manga escrito por Yuuki Obata. Narra las hitorias de Nanami Takahashi, una chica de preparatoria que se enamora del chico más popular de su salón, Yano Motoharu; al principio ellos solían llevarse mal, en gran parte porque Yano era bastante engreído y frío, pero a base de la convivencia diaria terminan enamorándose. Hasta aquí todo bien, no parece ser nada que no hayamos visto antes.

Bokura ga ita es un shoujo (es decir un género dirigido a mujeres adolescentes) pero temo decir que no es uno de los mejores. Con series como Kimi ni Todoke, Nana, Lovely Complex, Skip Beat y un largo etcétera, Bokura se queda un poco atrás en cuanto animación y originalidad. Pues a diferencia de otros, sus personajes a primera vista parecen no ser tan complejos ni llenos de conflictos internos, lo que hace que la historia de la impresión de ser un poco sosa. Nanami es una chica bastante común, cuya mayor cualidad es ser ingenua y amable. Yano por su parte es un chico bastante frío y misterioso, el cual va revelando un pasado difícil que lo persigue hasta ahora; su antigua novia fallecida parece ser el mayor impedimento para que esta pareja sea feliz.


Entonces, si  Bokura ga ita no es tan buena ¿por qué estoy escribiendo de ella? Pues porque creo que dentro de la simpleza de su historia y de su animación hay situaciones sumamente realistas, bellas y tristes. Y es que a pesar de caer en los clichés de las historias de amor -la chica ingenua con el chico popular, sorteando una serie de dificultades para ser felices- la autora se atreve a poner a sus personajes en situaciones duras que no son propias de su edad, o al menos no tan comunes. Es como si la realidad, aquellas situaciones que no están en sus manos, presionaran hasta romper la burbuja de amor en la que se encuentran.

Es por eso que vemos a nuestros protagonistas enfrentarse a una historia de amor que en lugar de florecer va cayendo en un espiral de depresión. Pues uno puede amar a alguien pero no puede dejar de lado todas aquellas circunstancias que inevitablemente terminan separando a las personas. Y es precisamente ese giro de la historia lo que hace que se mantenga interesante hasta el final.


Además, este es uno de los pocos shoujos que he visto que aborden el tema de “primera vez” de una manera realista, es más, hay muchos que ni siquiera tocan el tema de sexo entre adolescentes. Nanami y Yano deciden tener relaciones sexuales y, como es común en jóvenes de su edad, aprovechan que la mamá de Yano no va a estar en casa para hacerlo. Nanami se muestra con muchas dudas pero al final accede con un “por favor, hazme tuya”, encerrando en esta frase toda la entrega de las jóvenes orientales que, desafiando sus tradiciones, se dejan llevar por el amor: “Mamá, papá, lo siento, tengo alguien a quien quiero dedicarle esto” piensa Nanami. Toda la escena transcurre con la torpeza de estos jóvenes primerizos a los que incluso el hecho de desnudarse les parece tremendamente incómodo. La primera vez llena de ese romanticismo acelerado e inexperto se ve interrumpida cuando la madre llega súbitamente a la casa. Clásico.

Como dije Bokura ga ita puede que no sea de lo mejor que hayamos visto en cuanto al género, pero creo que es de las pocas que logran mostrar el drama adolescente tal cual es, sin retoques, torpe, con todas las dudas y temores que este conlleva. Además está narrada de tal manera que nos engancha y no nos permite soltarla sino hasta el final. Al final de cuentas de eso de tratan los shoujos, de retratar el romance juvenil y lo agridulce del primer amor, donde todas las situaciones parecen ser determinantes porque no se concibe una vida más allá del ahora.



Quiero agregar que este anime ha sido de los pocos cuyo final me dejó tan intrigada que me obligó a leer el manga, donde se encuentra la continuación de la historia. También me voy enterando que el manga por fin llegó a su esperado final apenas este año. No puedo esperar a leerlo. Y es que al final de cuentas me encantan estas historias y el drama de las jóvenes parejas escolares. Lo sé, soy una cursi, pero es la única forma en la que me permito serlo.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Cardcaptor Sakura: el descubrimiento del mundo, sin edad


En realidad, las categorías del mundo definidas por la edad no siempre han existido; tanto la infancia, la niñez y más actualmente la juventud, son constructos sociales mucho más modernos de lo que creemos.[1] Todos vivimos en el mismo mundo, desde que nacemos. No hay control para lo que vemos u observamos. La ambigüedad de los demás, a los ojos de quién asume la realidad, no tiene edad.


Sakura es una niña. La acompañamos de desde sus diez años a sus doce años durante los 70 episodios y las dos películas donde la vemos salvar el mundo. A simple vista la historia es de lo más lineal: es una elegida para ser una maga, debe primero capturar las cartas (que representan criaturas con poderes) del mago Clow y luego, en la segunda temporada hacer de esas cartas, sus propias cartas.

Sin embargo, la belleza de este anime no radica precisamente en su plot principal. No. Es lo subyacente y ambiguo lo que lo hace destacar. En primera, el diseño de personajes de CLAMP no ha podido ser superado. Cardcaptor Sakura fue emitida entre 1998 y 2000, y la verdad no tiene nada que envidiarle a un anime actual en cuanto a diseño, música y producción. Sakura utiliza ropa nueva en cada capítulo, el detalle de la realidad y la cotidaneidad del día a día, hacen que esto sea algo muy bonito de ver. Claro, la gente usa ropa distinta de a diario. Los uniformes de las escuelas japonesas cambian con las estaciones y por supuesto la gente es distinta y puede cambiar.

Este detalle estético se traduce también en los personajes. Los personajes son humanos y cotidianos. La misma Sakura encierra en su historia familiar a una madre muerta, que no hay que vengar y no resulta en una suerte de excusa para llorar. No. Es simplemente una realidad que configura que la niña esté inserta en una familia con un padre soltero, donde los hijos son responsables apoyando en las labores domésticas y en sus actividades escolares.

Pero más allá, el mundo y sus ambigüedades con sus tonos grises siguen presentes en este anime. De tal cuenta que fue censurado en Estados Unidos, aun cuando nunca se habla explícitamente de las cosas. El anime es contado desde una niña de diez años, pero que como todos vive en la realidad del mundo, un mundo que no es lineal y que no es una representación fiel de las familias tradicionales o de puro amor heterosexual.

Hay dos elementos sobre los cuales se centró la “censura”. Uno con las diferencias de edad. Sakura se enamora o cree enamorarse del amigo de su hermano Yukito, el cual es como cinco años mayor y también existe una referencia a la historia de amor entre Rika sobre su profesor. 

El otro elemento tiene que ver con la orientación sexual. Yukito y Touya, el hermano de Sakura, aunque no se declare explícitamente se sabe que tienen una relación sentimental que es muy dulce; también, Tomoyo, su amiga o prima, demuestra que el interés que tiene por Sakura es más que amistoso; e incluso Syaoran (el rival en obtener las cartas) en un principio se presenta como rival de amores de Sakura frente a Yukito.

Me parece que es una cosa exquisita tocar estos temas desde la visión de los niños que transitan entre el cuarto y sexto grado, esto hace no sólo que sea un anime para niños, si no para cualquier edad. Los descubrimientos de Sakura entre la magia y salvar al mundo, se combinan con que descubra su propios sentimientos de la transición de la niñez: si está enamorada, si no lo está y que pueda observar los objetos de afecto de los demás.

No es que esté intentando tratarte como una niña al no corresponder tus sentimientos

Mi escena favorita es cuando Sakura, por fin, toma el valor de declarle su amor a Yukito (capítulo 66, spoiler a continuación). Yukito le hace ver con mucha ternura que lo que siente por él es admiración, cuando le explica que compare los sentimientos hacia él, con los que tiene por su padre. Es una escena hermosa. Sakura, con su intuición, le pregunta si tiene una persona especial a quién querer. Él, le responde que sí. Y ella le dice que es muy feliz de saber que esa persona especial es su hermano. Desde sus diez años Sakura no emite ningún juicio de valor por las elecciones de cariño. Y esos temas y esas maneras de tocarlos, deberían ser más repetidos. Y por supuesto, no deberían ser considerados como tabú.

Estoy segura que mi hermano piensa que eres su persona favorita también.
El mundo existe, tengamos diez años o tengamos cien. Y los niños pre-adolescentes están conscientes de ello y además, deben lidiar con sus propios cambios. En general, en este anime los niños tienen criterio, opinan, toman decisiones, llevan responsabilidades, porque los niños no son una especie de infrahumanos, sino humanos con menos experiencia. Hacer un anime que nos lleve a estas reflexiones y además a pasar diciendo “kawai” a Sakura en cada capítulo es una obra maestra.
 
Para el que quiera ver una reflexión sobre lo que significa una “caricatura” (o un anime) en Estados Unidos y en Japón, a través del ejemplo de Sakura, pueden leer este paper.  Está inglés, pero vale la pena.

[1] Por ejemplo, Bourdieu nos dice que la juventud es una palabra. 

lunes, 3 de diciembre de 2012

Suzaku Kururugi, nippon-jin

En 2010, el Sacro Imperio de Britannia emprendió la guerra contra Japón, logrando una completa invasión en tan sólo un mes. Le despojó de su libertad, de su cultura y hasta de su nombre, identificándolo a partir de ese momento simplemente como Área 11. Diferentes movimientos de liberación intentan recuperar el honor del país del sol naciente.

Suzaku Kururugi es un combatiente de gran capacidad, entrenado por uno de los mejores soldados que ha dado el país. Es además hijo de quien fuera el último Primer Ministro de Japón, antes de la derrota. Cualquiera apostaría que está al frente de los esfuerzos para recuperar al país pero, en vez de eso, realizó el trámite a través del que renunció a su nacionalidad para convertirse en británico honorario y se alistó en el ejército imperial. A los ojos de sus compatriotas, Suzaku es un traidor, un descastado, un hombre sin honor que, seguramente, sólo quiere escalar la jerarquía del ejército invasor para su propio beneficio.

Naturalmente, Suzaku es menospreciado y temido por los británicos, que no lo sienten como uno de los suyos, y desdeñado por los otrora japoneses. Soporta en soledad y con cierto optimismo el trato que recibe.


Británico honorario, sí, pero en el fondo Suzaku es todo un japonés. Espero poder explicar por qué.

El japonés es un individuo que, según la antropóloga norteamericana Ruth Benedict*, rige su conducta con base en complejos patrones orientados a satisfacer diversas «deudas»: hacia sus padres, mentores y otras personas que le hayan favorecido; así como a entidades más abstractas como los antepasados, el país, y la buena reputación. Un japonés, para estar en paz, necesita mantener un equilibrio entre las distintas «deudas», cosa que no es nada sencilla. Cuando éstas entran en conflicto, es preciso encontrar alguna forma de conciliarlas.

Suzaku es un hombre que trae tras de sí un pecado por el que necesita pagar su deuda pero no puede hacerlo hasta no satisfacer las condiciones que le llevaron a adquirirla —o morir en el intento—. Entonces, aunque parezca contradictorio, se coloca a sí mismo en situaciones que le reportan cada vez más vergüenza. Ganarse el aprecio de los británicos, escalar en su jerarquía… todo lo vuelve, a los ojos de los suyos, un hombre abyecto y despreciable. Las alegrías que podría recibir están siempre ensombrecidas por la sensación de ser inmerecidas, son casi una humillación.

«¿Ese es el camino que has elegido?», le espeta su maestro, en la ocasión en que la guerra los enfrentó. «Entonces síguelo hasta el final y no midas las consecuencias».

¿Pero cuál es ese camino? Suzaku es un traidor, un personaje demasiado ambiguo, difícil de entender si intentamos hacerlo con la psicología occidental. Pero con la lógica de la conducta japonesa, se abre a nosotros como un héroe trágico, como los de las historias de samuráis que fueron capaces de los peores crímenes, y hasta de quitarse la vida a sí mismos, sus mujeres y sus hijos, en aras de conciliar sus deudas. Un japonés cabal.

Combatir a aquellos que alguna vez fueron sus compatriotas y amigos, ser obligado a tomar decisiones atroces; no hay degradación que alcance a saldar su pecado. Suzaku es responsable de la muerte de su padre. No fue accidental, sino voluntario y consciente. Creía, ingenuamente, que si la guerra terminaba —y ésto no podía ser con el empecinamiento de los japoneses de defenderse hasta el último hombre—, terminaría también el sufrimiento de su pueblo. No fue así y eso le obliga a buscar el objetivo que le llevó al parricidio con aún mayor ahínco y resignación. Sin medir las consecuencias.

Suzaku es un personaje co-protagónico de Code Geass: Lelouch of the Rebellion. El personaje principal, Lelouch vi Britannia, décimo primero en la línea de sucesión a la corona del Imperio, vive exiliado en Japón desde muy niño y emprende una cruzada contra su padre liderando a un grupo rebelde del Área 11. Amigo de la infancia de Suzaku, sus distintas posiciones los confrontarán en el campo de batalla y también en el corazón.

Code Geass: Lelouch of the Rebellion consta de dos temporadas de 25 episodios cada una. La primera se transmitió de octubre de 2006 a julio de 2007 y la segunda, de abril a octubre de 2008. Fue creada y dirigida por Goro Taniguchi, con el inconfundible diseño de personajes de CLAMP.


*Benedict, Ruth, El crisantemo y la espada. Patrones de la cultura japonesa. Alianza Editorial. España, 2003.

domingo, 25 de noviembre de 2012

God's in his heaven, all's right with the world

Son las 9 de la noche, las 10 a lo mucho; porque Tokio III anochece en cuanto dan las 4 de la tarde (demasiado pronto, demasiado rápido para que el atardecer sea un lugar de esparcimiento). Aunque se estableció un toque de seguridad obligatorio y estrictamente puntual, la oscuridad es la que no admite retrasos. Todos están en casa: una breve cena, algunas tareas antes de dormir, y no más.

Shinji se retiró a su habitación hace algunas horas, no consigue conciliar el sueño. Puedo verle, inmóvil, en posición fetal con los audífonos puestos. Sus ojos no descansan, las cosas en las que piensa los requieren perdidos mirando al vacío. Probablemente piensa en el comandante Ikari. En su madre. El campo AT que reventó esta mañana aún le hormiguea en la piel, le cimbra los huesos y le lastima las articulaciones… Y aún así, no me queda ninguna duda, también piensa en Rei, en Asuka.

Para cada espectador obediente hay algo trascendental en la trama de Evangelion; por lo menos un aspecto valioso salta de entre las embestidas del apocalipsis y el alma extraviada de los protagonistas. Hasta hace muy poco encontré el propio, fue algo inesperado, casual; presente absoluto de la trama no muy comentado.

Para que sea más fácil explicarlo, supongamos la siguiente escena: una pareja de adolescentes está planeando hacer cosplay para una fiesta de disfraces. Ella, típica romántica, dice que quiere ser Rei. Él, enamorado como está de ella, confiesa que eso le fuerza a ir disfrazado de Shinji. La chica duda: “¿no sería mejor, entonces, que fuera vestida de Asuka?” A final de cuentas es la poderosa alemana la que vive con Shinji, con quien comparte departamento y, en alguna ocasión, hasta se han besado. Además, Shinji y ella se sincronizan en algún capítulo. Definitivamente, Asuka le ama y han compartido más; hasta el futón… “Pero no. No me gustaría ser Asuka”, responde ella y continua: “Sin tomar en cuenta mi disfraz, ¿a ti quién te gustaría ser?” Él no lo piensa ni un segundo: “El comandante Ikari”; es mucho más fácil parecerse a él, además, su personalidad lúgubre siempre le ha parecido intrigante. Ella sonríe coqueta: “Perfecto, yo puedo ser la doctora Ritsuko. Me compro una bata y listo”.


Llegados a este punto, esta pareja de adolescentes dulcísimos ha caído en cuenta del juego perverso que conlleva su conversación: los idilios de Evangelion. Han descubierto la tensión sexual que flota en los elevadores de NERV. El cuerpo siente hambre, y la carne está pegada a la supervivencia. Aún Ikari y Ritsuko, negados al cariño como aparentan estar, seguro tienen episodios apasionados en las salas de control y monitoreo de los Eva (apasionados tal vez no sea el adjetivo correcto, dejémoslo en inevitables).

Nuestro chico imaginario está verdaderamente entretenido en comprender las personalidades de los Evangelion y el tipo de necesidades que conlleva cada una; así pues, comenta: “Si tú eres Ritsuko y estás triste, desolada por la frialdad de Ikari, yo puedo ser el carismático Kaji y darte consuelo”. Se ríe -acaba de robarle un poco de encanto a Kaji para coquetear con su novia-. Ella se toma muy en serio el último comentario y, sintiendo pena por la bella doctora Ritsuko, por sus años crueles y amargos, opta por la entereza de Misato y lo corrige: “De tu ser Kaji, me gustaría más amarte como Misato. Y bailar toda la noche… borrachos.”


¿Qué tal? Cuántas combinaciones ¿no? Ahora me parece que la sexualidad no explícita de Evangelion es la que mantiene con vida a estos huérfanos del mundo. Les da calor, les promete una esperanza: continuar. Morir y nacer.

Ahora bien, lo más difícil de ver, lo que se le escapa a nuestros inocentes enamorados, desde el principio, es:

Si por pura empatía ella quiere ser Rei y, él es afín al comandante Ikari, ¿cuál es el problema? Para estos dos personajes también hay una cama en donde caben a la perfección. Años atrás, Ikari amó a Rei más que a nada, más que a nadie. ¡Bah! Es el fin del mundo y Evangelion es demasiado realista, la verdad es que hay lugar para todos y todas; aún ni siquiera menciono la combinación Asuka-Kaji ni la delicadeza del combo  homosexual Shinji-Kaoru para confirmarlo nuevamente: el deseo no desaparece.

Es irónico, pero hay veces que la mente se desvanece solo gracias a los placeres del cuerpo. Pienso en esa imagen donde Rei y Shinji se abrazan desnudos y la piel de ambos es tan blanca, tan brillante que se torna translúcida. No se trata nada más de sus cuerpos entregados, esa escena es la representación de su yo diluido...

En Tokio III oscurece muy temprano, las noches son demasiado largas y solitarias. Hacia las 6 de la mañana, cuando amanece -igual de rápido que cuando anochece-, no hay lugar para el recuerdo, pero las sábanas siguen húmedas. Las almohadas también.


domingo, 18 de noviembre de 2012

El Evangelion según Hideaki Anno


"It's strange that 'Evangelion' has become such a hit
all the characters are so sick!"
Hideaki Anno

Es verdad, en Neon Genesis Evangelion (1995) todos los personajes son enfermizos y hasta cierto punto patéticos; pero el hecho de que sean terriblemente humanos es lo que los hace ser tan entrañables. Es por eso que, a pesar de los años, la serie sigue vigente como uno de los pilares de la animación japonesa contemporánea.

Me enfocaré únicamente en el anime que todos conocimos (y amamos) a edad temprana, esos 26 capítulos que se transmitieron en los años noventa. La trama ya es conocida por todos, nos encontramos en un mundo apocalíptico donde la humanidad está siendo amenazada por seres a los que llaman Ángeles; la mitad ya fue exterminada con el Segundo Impacto, por lo que ahora luchan contra ellos a través de la corporación NERV y los EVA piloteados por nuestros tres adolescentes favoritos: Shinji, Asuka y Rei.

A primera vista parece ser una historia de aventura y acción mecha, pero a medida que avanzan los capítulos nos vamos sumergiendo cada vez más en la psique de los personajes hasta dejar de un lado la acción para dar paso al drama interno que sufren los protagonistas.

Algunos dicen que Evangelion es el resultado de la depresión que vivió Hideaki Anno y de su posterior acercamiento a la teoría del psicoanálisis; quizá a esto se deba que los protagonistas estén llenos de complejos y conflictos y que gran parte de la historia -sobre todo a partir de la segunda mitad de la serie- se nos vaya en cuestionamientos y diálogos introspectivos. Y es ahí donde Evangelion se aparta de los demás animes de la época, pues el autor se permite entrar a los rincones más profundos de la mente de sus personajes.


Siempre me ha llamado la atención la manera en la que Anno plantea el mundo apocalíptico; la ciudad de Tokyo-3 se yergue con todo su entramado tecnológico pero sin caer en las pretensiones futuristas de otros animes del estilo. Esta ciudad tecnológica se cimienta sobre las ruinas que dejó el Segundo Impacto. Los ataques constantes de los Ángeles hacen que siempre haya una sensación de desolación y destrucción en el ambiente; éste se acentúa gracias a los magníficos encuadres que realiza el autor, las escenas de la ciudad, esos primeros planos silenciosos y recurrentes de los postes de luz, las vías del tren, los andenes vacíos, las calles, los semáforos y, sobretodo, el sonido constante de las cigarras recordándonos el verano perpetuo. 


En este paisaje apocalíptico, la ciencia aparece como la salvación de la raza humana; la creación de los EVA -que más que robots son seres biológicos creados artificialmente- se presenta como su última esperanza. La ciencia es lo que protege a la hombres, pero al mismo tiempo es la causante de todos sus males; es esa arrogancia la que causó la tragedia hace quince años, el quererse poner a un nivel casi divino: “Los humanos son incapaces de crear algo de la nada, deben tener algo de donde comenzar,  porque los humanos no son dioses”.

En este contexto la ciencia y la tecnología deshumanizan al hombre, quien se encuentra absorto en sí mismo, incapaz de relacionarse con otros. Quizá esa sea la razón de que los últimos dos episodios -los cuales rompen por completo el ritmo de la serie- muestren un enfrentamiento de los personajes con su pasado, con sus traumas y con sus vacíos existenciales; abordan ese reencuentro consigo mismos, el dejar de huir y la búsqueda del sentido de su existencia.



Este final causó polémica entre los fans quienes lo encontraron demasiado ambiguo. Algunos afirman que los problemas financieros dentro de la producción fueron la razón de este, lo que obligó a los estudios Gainax a prescindir de escenas demasiado elaboradas; otros dicen que fue porque el autor no encontraba la manera de terminar la serie. No sabemos si es verdad, lo cierto es que Anno defendió siempre su final, lamentando incluso las críticas de algunos fans a los que no les gustó. Él siempre argumentó que con Evangelion quiso ir más allá de lo que se estaba haciendo en ese momento en cuanto a animación, de ahí que tocará temas tan complejos y no comunes como los que se abordan en la serie.

Es por eso que al final podemos ver un colapso en los personajes, tanto interno como externo. En lo que parece ser el Tercer Impacto, Shinji se cuestiona el  Proyecto de Complementación Humana al tiempo que busca el motivo de su vida y el ser algo más que un instrumento.  En este anime Anno plasma su visión de la humanidad, es una obra íntima donde descarga sus propias frustraciones, sus miedos y sus anhelos; él mismo así lo mencionó: “Evangelion is my life and I have put everything I know into this work. This is my entire life. My life itself”


lunes, 12 de noviembre de 2012

La primera tsundere: Asuka Langley



El mundo puede acabarse, de nuevo (ya se acabó la mitad con el primer impacto). 13 años y la misión de salvarlo. La reacción de Asuka Langley es asumir esta misión como su motivo de vida, no para salvar a algo o alguien, ni siquiera a sí misma. Sino para la aprobación de una madre muerta.

Asuka es un personaje entrañable por su excesiva humanidad. Porque en Evangelion se trata de eso, todos con motivos más viscerales que reales y muy faltos de heroísmos, pueden salvar al mundo. Y ahí se cierra el círculo ¿es la misma condición humana ensimismada  con problemas muy introyectados y con motivos egoístas la que puede salvarse a sí misma? Tal vez, no lo sabemos o podemos asumir alguno de los finales de esta serie.

Tsundere es un vocablo que proviene  de “tsuntsun” (agresivo), y “deredere”(amoroso), esta manera de describir algunos personajes femeninos se ha ido extendiendo en los animes ante la dualidad entre mostrar lados muy fuertes y agresivos y aspectos muy loables y amorosos entre otros. Asuka precedió en este arquetipo  (y antes que se le denominara así) a personajes como Haruhi Suzumiya (La melancolía de Haruhi Suzumiya, 2006), Taiga Aisaka (Toradora!, 2008) y mi favorita Kurisu Makise (Steins; Gates, 2011).

Claro que Asuka es mucho más compleja que cualquier otra tsundere posterior, pues su dualidad es mucho más oscura, no es definida por un simple "temor" a expresarse. Asuka confunde el parecer con el ser, el parecer ante una mirada aprobatoria o reprobatoria de una madre suicida. Asuka quiere parecer adulta y madura porque no está dispuesta a mostrarse indefensa como una niña. “No voy a llorar”, se dijo y lo intenta mantener a lo largo de toda la serie. Pero en esta lucha entre parecer adulta y realmente no serlo (e incluso ser más niña que todos porque no se ha dado el momento para vivirlo), se pierde. No puede aceptar el fracaso, porque ella cree que lo que ha logrado parecer es quien es.

A manera  de descomplejizar a la segunda "elegida" para pilotear un EVA, puedo decir que me recuerda mucho a la descripción del eneatipo 2 del eneagrama, sobre todo en la sensación de aprobación y querer

…obtener una sensación de ser a través de la mirada ajena. La necesidad del Dos de dar es tan fuerte que se vuelve egoísta y lo que se da lleva impresa una etiqueta invisible del precio a pagar. A menudo es un alto precio a pagar como Dos, el compensarse por haber perdido su yo real, y comenzar a inflar y exagerar la importancia de lo que dan a otros. Esta exagerada auto-importancia se conoce de otra manera como orgullo, y cuando los Dos están muy enfermos, el orgullo se vuelve su rasgo más llamativo y característico.

Asuka Langley Soryu es la Asuka del anime, es una Asuka mucho más “tsuntsun” que “deredere”. Pero en Rebuild of Evangelion la hemos visto mucho más cercana, más quebrada en la idea de ser adulta y más dispuesta a aceptar su niñez (hasta tiene una muñeca). Tiene un nuevo nombre y es menos pelirroja. ¿Qué le espera a esta nueva Asuka –hoy Shikinami- Langley  en Evangelion: 3.0 You Can (Not) Redo? ¿Habrá mostrado su lado más tierno y la veremos en su versión mucho más combativa? Me aventuro a esta opción, pues la foto de ella con un parche en el ojo, me hace pensar que el destino de Asuka será seguir estando entre el parecer y el ser. 


Update 16 de Noviembre. Por recomendación de Josué Villeda, vemos los primeros 6 minutos de Evangelion: 3.0 You Can (Not) Redo, donde Asuka aparece en todo su esplendor.



lunes, 5 de noviembre de 2012

Rebuild of Evangelion: el amor es destructivo


Y Yahvé Dios le dio al hombre un mandamiento; le dijo:
«Puedes comer todo lo que quieras de los árboles del jardín,
pero no comerás del árbol de la Ciencia del bien y el mal.
El día que comas de él, ten la seguridad de que morirás.»
(Génesis; 2, 16-17)

La Humanidad es creada, de la misma forma que los Ángeles. Unos son frutos del Árbol de la Ciencia y los otros, del Árbol de la Vida. No son sino alternativas de una misma Creación que, al final, se reunirán en un solo ser encaminado a la Eternidad. La vuelta al Edén.

La Humanidad inicia su historia con un acto de desobediencia. Otros dirán que no es desobediencia, sino libertad. Es un acto que, según esta interpretación del relato bíblico, la distingue de Dios y le confiere el gobierno de la tierra, la obligación de ganarse la vida con su trabajo y la condena de que algún día morirá. Pero el peor castigo no es en realidad la muerte, sino la soledad.

Eso es, en resumen, el fondo de Neon Genesis Evangelion. Conocemos los pormenores: un Segundo Impacto que liquidó a la mitad de la humanidad, la invasión de los Ángeles y la batalla que se les planta. Armageddon, el fin del mundo.


Pero eso es sólo la superficie de la historia. En el fondo está la soledad: la de Shinji, huérfano de madre desde muy niño, abandonado por su padre; viviendo el dilema del erizo: ansía la cercanía pero ello lastima a otros y le acarrea dolor. Y así podríamos hablar de Misato, de Ritsuko, de Asuka, de Kaji. Cada uno con historias de amor entremezclado con odio. De obligaciones y deudas reales e imaginarias con sus vivos y sus muertos.

Para todos ellos se vislumbra una gran tentación: renunciar a los límites individuales, licuarse en la sustancia original, abdicar de la libertad y el amor. ¿Para qué insistir en tener deseos propios si éstos son incompatibles con los de otros? ¿Para qué comunicarse si existe siempre el riesgo latente de no ser comprendidos y de no comprender? ¿Para qué amar si eso no es sólo alegría sino, las más de las veces, dolor y tristeza? La tragedia de Evangelion no está en la batalla por el fin del mundo. Está en su gente. En sus desesperados, patéticos, a veces sofisticados, intentos por mitigar la soledad.

Líneas arriba hablaba de la desobediencia como un acto de humanización. Ese es el lugar donde Evangelion desea llevarnos, recurriendo a la relación paradigmática con la madre, representada en el propio Eva. Un nuevo acto de desobediencia y rebeldía que culmina con el re-nacimiento de la humanidad. Shinji, como el nuevo Adán, rechaza el regreso al Edén admitiendo así la angustia propia de la libertad y el amor.

Neon Genesis Evangelion se transmitió en Japón durante el otoño de 1995. Constó de 26 capítulos más el final compuesto por las películas Death & Rebirth y The End of Evangelion. Desde 2007 comenzó el remake conocido como Rebuild of Evangelion en versiones cinematográficas con Evangelion 1.0: You are (not) alone, siguiendo en 2009 con Evangelion 2.0: You can (not) advance. Este mes se estrenará la tercera entrega.

Rebuild of Evangelion no es sólo una mejora en la animación y efectos visuales. Desde los títulos se pone el acento en la naturaleza ambivalente de los conflictos de los personajes, en especial los de Shinji, que poco a poco aprenderá que el dolor es parte del amor y de la vida. Se introducen nuevos personajes y todo sugiere que los eventos ocurrirán de una forma distinta. Sin embargo, Hideaki Anno parece seguir respetando la esencia del mensaje que desea transmitir: el amor es destructivo y la libertad, dolorosa. Pero eso es lo que nos hace humanos.


domingo, 28 de octubre de 2012

Siempre es hoy


Escribir en este blog se trata de tomar decisiones. Y la primera de ellas siempre es una elección: de qué anime voy hablar. Hay tantos. Además, no sólo se trata del anime en sí, sino de su persistencia en la memoria, o en todo caso, de ser un anime de actualidad -ya sea porque se encuentra en transmisión o porque lo acabas de ver-. Hoy, por ejemplo, el dilema está entre hablar de lo que recuerdo y lo que vivo; entre un pasado oscuro e incomprensible o especular acerca del futuro prometedor.

En la primera opción están Serial Experiments Lain (Ryutaro Nakamura, 1998), Ergo Proxy (Dai Satō, 2006), Witch Hunter Robin (Shukou Murase, 2002) o Paranoia Agent (Satoshi Kon, 2004). Estos cuatro animes tienen en común la muerte, el suicidio, un misterio y el internet. También, existe la sospecha de que se está construyendo una pesadilla, un déjà vu del cyberpunk japonés.

Son el tipo de anime que mientras lo miras te absorbe por completo -aunque no entiendas muy bien que está pasando- y que, al final -si logras llegar al final-, te deja flotando bajito en la burbuja de la incomprensión. Incomprensión que permanece. Y permanece. Porque con una brecha de diez años puesta entre ellos y el presente, aún se puede encontrar ese degusto oscuro en la memoria. Esa duda bien asimilada de no saber qué pasó. La aceptación incluso de que de eso se trataba (¿no?). A estos animes les acomoda bien el pasado porque su naturaleza es la del sueño, más sentimiento que hechos congruentes; grietas singulares y extrañas de la memoria.

Vaya pues, son un perpetuo desencuentro, incomprensible e indiferente al corazón. Son más afines a la mente; con toda esa influencia filosófica en derredor de lo real, lo inmaterial, la identidad... Son como una polaroid de lo que queda cuando hay humanos pero no hay amor.

¿Por qué alguien querría ver estos animes y hablar de ellos? No lo sé. Pero ahí están. Un pasado oscuro, ¿quién no le va a entrar?

Ahora bien, el futuro prometedor, hermano inmediato del presente (la palabra inmediato pocas veces tiene tanto sentido como en la frase anterior) tampoco se puede evitar. En estos días he estado viendo Tonari no Kaibutsu-kun (Robico, 2012), que me recuerda a Kimi ni Todoke (Karuho Shina, 2011), Bakuman (Tsugumi Ohba y Takeshi Obata, el mismo equipo que hizo Death Note, 2012) y a Nodame Cantabile (Tomoko Ninomiya, 2009). Las fechas que anoto aquí no son de su estreno, sino de sus finales, son animes recientes. Contemporáneos y muy populares. Que vienen felices, llenos de esperanza y de cariño.

Por ejemplo, hay que ver Kimi ni Todoke para aceptar que aún no te has amargado. Que todavía quieres conocer a alguien especial y tener nuevos amigos. O Nodame Cantabille para asumir que aún conservas sueños que quieres cumplir, que te apasionan. Es el presente-futuro. Un deseo de hoy para mañana.

Cuando empiezas a estudiar japonés, a manera de consuelo te dicen que solo hay dos tiempos verbales, el pasado y el futuro. Obviamente, eso no es verdad, el japonés tiene una gran cantidad de matices para indicar el tiempo en el que suceden las cosas, su continuidad, los actos consecutivos y causales, lo que afecta tus días antes o después de que éstos sucedan o se vayan. Bueno, debo aceptarlo, si hay algo de cierto: la conjugación básica es así, pasado y futuro nada más. De esta forma, para hablar del presente hay que hacer uso del futuro. Es lógico de hecho, porque están pegados, el presente es un monstruo que devora la consciencia de la vida futura. ¿Muy real, verdad?

Como podrás ver, la decisión de la que hablaba en un principio no es una elección sencilla: ¿de qué anime quieres hablar? se traduce a un bonche más de preguntas concatenadas: ¿cómo te sientes hoy? ¿qué historia quieres que te acompañe en estos días? ¿aún guardas esperanza? ¿te has desvelado últimamente? ¿crees que el enojo es una emoción sincera o sólo la tímida respuesta que los corazones frágiles utilizan para alejar el dolor? ¿pasado o presente-futuro, qué eliges?

En fin, ve Tonari no Kaibutsu-kun, por el momento, es mi recomendación más honesta. Está en transmisión, el martes 30 de octubre se estrena el capítulo 5, no parece que vaya a ser una serie larga (calculo doce capítulos). Su estilo es romántico pero gracioso. Haruka Tomatsu hace la voz de Shizuku Mizutani y es muy graciosa; la entonación de su voz es muy particular. Me hace sentir como colegiala enamorada.


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