domingo, 30 de septiembre de 2012

HUNTER X HUNTER 2011

Personajes arquetípicos. Una figura bastante común ¿no? Lo digo en serio, si me dieran una moneda por cada vez que al salir del cine he escuchado decir que tal o cual personaje es arquetípico, el boleto me saldría gratis. ¡Pues claro que son arquetípicos! Más ahora que el denominador común de las salas de cine alrededor del mundo son los superhéroes y los refritos.

Lo arquetípico no es precisamente algo malo. Se trata de una necesidad. Por ejemplo, cuando un escritor requiere de la simpatía del lector para con sus personajes, debe echar mano de ciertas convenciones en torno al ideal de qué es lo carismático, bondadoso, agradable, etc., y atribuírselas a los protagonistas de su historia. O viceversa, si lo que quiere es provocar la reprobación y el desagrado hacia el villano (supongamos que hay un villano en esta trama) deberá cargarlo de esa “memoria colectiva” de la que participamos los espectadores y que nos remitirá inmediatamente a lo que es vil, infame e indigno. Tal vez.

Digo tal vez porque no siempre se trata de que todo sea o blanco o negro. Ahí está Batman, el más apreciado de los superhéroes, oscilando entre el día y la noche, lo correcto y lo inevitable. Los personajes más queridos son así, fluctúan entre lo que se espera de ellos y las pruebas con las que el destino les golpea. Pero ojo, por norma, un personaje no puede ser completamente incongruente con el estereotipo en el que (tanto su personalidad como su rol dentro de la historia) es enmarcado. De ser así, no lo comprenderíamos; tratar de ser empáticos con él sería artificial y agotador cuando lo ideal es que los personajes nos sean entrañables de inmediato. Familiares. Ni más ni menos.

Así sucede que, uno de los fenómenos más interesantes de observar sea cuando una historia es lo suficientemente buena como para modificar al arquetipo. Cuando nos lleva al límite de perdonarle al héroe decenas de asesinatos brutales por honorable venganza o; cuando queremos que el villano sea exitoso y que además tenga buenos amigos y una amante menos monstruosa. 

 

Yo quise a Gon antes que a Hunter X Hunter. Todo por no poder superar el prejuicio erróneo que me inventé acerca de la trama (creí que era de cazadores mágicos o algo así), y sin embargo, Gon -el personaje principal en Hunter X Hunter- fue mi amor a primera vista. Los primeros capítulos me pareció que él era el estereotipo perfecto (sí, perfecto) del niño de corazón puro, con muchísimo potencial y determinación por delante. Era perfecto porque era creíble. Su bondad interactuaba airosa en escenarios complejos, me mostraba moralejas y enseñanzas sencillas pero bonitas. Capítulos más adelante -lógica inseparable a las buenas series-, la trama fue complicándose hasta enfrentar a Gon con situaciones tan problemáticas y tan dolorosas que ningún otro personaje “similar” que haya visto en mi vida habría podido superar con el encanto sobrado con el que Gon lo hizo.

Es un grave error pensar que Gon nada más sabe ser sincero y que siempre gravita el planeta de las buenas intenciones. No, Gon cambia. Cada experiencia le enseña algo nuevo, su personalidad evoluciona, su identidad se adapta. Gon no puede ser subestimado ni por sus enemigos ni por el espectador porque, ese chiquillo de doce años, es un gran seductor.

Un seductor al grado de confundir al público respecto al arquetipo al que pertenece. ¡Es tan hermoso! En realidad se trata del arquetipo vacío de arquetipo. Gon puede ser cualquiera. Y aún así, hay algo en él que alimenta mi alma de un dulce optimismo (la fórmula infalible del “todo va a estar bien”) que deleita cada uno de mis sábados (la serie aún está en transmisión).



La verdad es que Hunter X Hunter es una serie vieja. En 1999 fue producida por Nippon Animation y la historia finalizó en el capítulo 62. Yo no vi este anime (bueno, lo intenté cuando alcancé la transmisión del nuevo Hunter X Hunter y quería ver más, pero me contuve: el remake me pareció mucho mejor y no quise arruinarlo con algún spoiler del anterior; preferí esperar, básicamente, se trata de la misma historia). Fue hasta el año pasado que la casa productora Madhouse estrenó una nueva adaptación, Hunter x Hunter 2011. A la fecha, vamos en el capítulo 49.

Hace rato dije que quise a Gon antes que a Hunter X Hunter. Espero no haber provocado un malentendido con esa frase. El argumento de Hunter X Hunter es una cacería de proporciones grandiosas en la que el choque de fuerzas o la persecución de una presa son el pretexto constante para un guión congruente, sólido, entretenido e inteligente. Kurapika, Hisoka, Killua, Senritsu, Tonpa, Ubogin… el diseño de los personajes, por general, no suele ser menos que brillante.


 
No quiero decir que este es mi anime favorito, es injusto. Pero dejémoslo en que tiene a mi personaje preferido. Esa figura arquetípica y familiar que representa lo que uno  hubiera querido ser. La ficción que encarna un ideal.

domingo, 23 de septiembre de 2012

De amores no correspondidos, miel y tréboles


“Un día, montando la bicicleta verde que solía usar siempre, pensé: ¿Qué tan lejos puedo llegar sin mirar atrás?”



Así comienza Honey and Clover, con el viaje que todos tenemos que emprender hacia la vida adulta, ese recorrido en el que no podemos darnos el lujo de mirar atrás. Éste es un anime que aborda situaciones tan cotidianas que nos roban el corazón;  una historia llena de dulzura y simbolismos (no es gratuito el título: Miel y trébol) donde los personajes cuentan con una humanidad tal que sólo podemos sino sentir empatía por ellos.

Este anime, creado por Chika Umino, cuenta las historias de Yuta Takemoto, Takumi Mayama y Shinobu Morita, tres estudiantes de arte en una universidad de Tokio que luchan por salir adelante.  Ahí conocen a Hagumi Hanamoto, una joven de 18 años con apariencia de niña y un desbordante talento; y a Ayumi Yamada, una chica impulsiva, hermosa y experta en cerámica.



Es así que la trama nos irá llevando a conocer la vida estudiantil de estos cinco personajes: sus problemas económicos, sus sueños para el futuro, sus crisis existenciales, sus vicisitudes dentro de la universidad, sus relaciones de amistad, pero sobre todo, sus amoríos.

Y es ahí donde Honey and Clover encuentra una de sus principales fortalezas, en la manera tan realista en que aborda las relaciones amorosas. No pretende mostrar amores tormentosos, híper dramáticos y apasionados; sino que muestra el amor natural que surge entre dos personas debido a la cotidianeidad, que se forja en base a la admiración y la convivencia.  Si bien en un primer momento, Takemoto (quien es la voz narrativa de la historia) siente amor a primera vista por Hagumi, es mediante la convivencia y la amistad que él logra darse cuenta de que está verdaderamente enamorado de ella. 

La historia se enfocará entonces a mostrarnos las relaciones de amor y amistad que surgen entre estos cinco; y aunque en apariencia la trama parece no dirigirse hacía ningún lado, uno pronto cae en cuenta que está viendo a los personajes desarrollarse, madurar y convertirse en adultos. Y ese es precisamente el sentido de este anime, mostrarnos el difícil acto de madurar, con todo lo que conlleva, incluidas las caídas, las lágrimas, los desencuentros y los fracasos.



Pero si algo caracteriza a Honey and Clover son los amores no correspondidos, como lo mencioné antes, Takemoto ama a Hagumi pero ésta empieza a darse cuenta de que está enamorada de Morita. A su vez, Yamada está enamorada de Mayama pero esté tiene una relación con su jefa años mayor que él.  Estos triángulos amorosos, esta lista de amores no correspondidos es lo que le pone sabor (y lágrimas) a la historia; pues la manera en la que afrontan el hecho que la persona que aman no los ame, el darse cuenta de que no están destinados a estar juntos, el afrontar esa situación de una manera madura siempre poniendo en alto la amistad, hace que uno se sienta identificado con estas situaciones tan reales.

Es entonces que uno empieza a encontrar significado en los amores no correspondidos de estos personajes, más allá del drama que pueden generar; nos muestran al amor como acto de superación e incluso de liberación. Es el sentido más puro del amor, el que encuentran sólo aquellos que dan sin pedir nada a cambio, aquellos que sabiendo que la batalla está perdida no dudan en pelear.



“¿Hay algún significado para el amor no correspondido o es algo que desaparecerá de la misma forma que algo que nunca existió? Ahora lo sé, tiene un significado, tenía un significado, justo aquí, pues me alegra tanto haberme enamorado de ti”  en palabras de Takemoto.

Honey and clover es un anime en el que no pasa mucho, pero cuenta con una narración tan hermosa, y un gran equilibrio entre humor y drama, que no se puede dejar de ver hasta el final. Sin duda es de esos animes que dejan un buen sabor de boca, como la miel.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Arakawa under the gender bender


“Arakawa under the brigde” es un anime del que se puede discutir horas y horas y además, reírse. El sinsentido-sentido común es uno de sus ejes centrales, si es que podemos ver a la serie como algo estructurado. Es un anime que cuestiona muchas cosas. Una de mis favoritas es la visión capitalista de cómo nos vemos: somos una profesión, una serie de pertenencias, pero debajo del puente de Arakawa se esconde un mundo donde las reglas son distintas.

De todas las cosas que este ejercicio filosófico (sí, pienso que llega a ese nivel) de cuestionarnos quiénes somos en relación a los otros y a nosotros mismos, me voy a centrar en el cuestionamiento de los roles de género.

Se le dice “gender bender” a quién transgrede los límites de los roles de género, es decir lo que es considerado socialmente como lo que debe hacer un hombre y una mujer en el mundo heteronormativo que vivimos. Esta serie lo hace mil veces, pues como cuestiona lo establecido, cuestionar los roles de género le queda muy bien. Lo vemos con las diferentes parejas a lo largo de la historia, pero sobre todo con Ric y Nino, con “Sister” y “María”  por mencionar dos ejemplos que a mí se me hacen adorables.

No es nuevo que los animes nos presenten roles diferentes alos establecidos o cuestionen las identidades de “hombre” y “mujer”. Y no, no estoy hablando de homosexualidad o bisexualidad, como orientación sexual, sino un cuestionamiento desde el mismo género (ver por ejemplo Ranma 1/2 ). Lo interesante es que aquí no se trata de alguien que por alguna cuestión mágica o de “situaciones” tiene que actuar diferente. Aquí actúan diferente… porque nosotros tenemos marcos de lógica que nos hacen ver que ellos son raros, aunque ellos no se consideran a sí mismos como raros.
Nino y Ric

Empecemos con Ric y Nino, los protagonistas de la serie. Una niña rubia, muy normal, a primera vista. Pero dice venir de Venus (okey, eso no es muy no-heteronormativo). Pero a lo largo de la construcción de su relación de “lovers” con Ric (quién le debe la vida a Nino y es un obcecado burócrata oficinista rico que no puede deberle nada a nadie, mucho menos la vida). Así empiezan a construir una relación donde hay reglas… pero raras. Desde el inicio, la relación está construida no en la veracidad y la confianza del otro, sino en lo contrario. Ni Ric cree que viene de Venus y Nino no entiende la mitad de lo que dice Ric. Pero a Nino se le hace que un enamorado le viene bien y hace cosas que “ha observado” hacen los “amantes”.  Esta discusión entre lo que ella ha aprendido es “sentido común” de la tierra frente a su ingenuidad venusina, es lo que hace que la relación sea bastante interesante, y sobre todo divertida.

"Sister" y María
"Jesús, eres tan frágil"
Por otro lado “Sister” es un exespía internacional que no sabemos por qué se viste y actúa como una hermana eclesiástica y además tiene su propia iglesia, la cual tiene otra serie de reglas… extrañas. Está perdidamente enamorado de “María”, una mujer aparentemente muy normal para lo que consideramos la serie, hasta que vemos que es ¿mala?, digamos que le encanta hacer sufrir a la gente. Mucho. Tienen una relación abierta de amor-odio. Pero en general, son adorables. La tensión de “Sister” de aparentar que María no le causa daño y estar ahí para ella, es muy bonita. De entrada “Sister” es un personaje lleno de contradicciones: es un hombre muy fuerte y musculoso, con heridas de guerra que se viste de una autoridad eclesiástica y se doblega por completo frente a María (que si analizamos, da pie a pensar que no es casual que se llame de esa manera).

A lo largo de la historia podemos ir observando relaciones entre las personas que cuestionan los roles de géneros, las jerarquías sociales, incluyendo además, la edad. Los roles de los niños son bastantes distantes a lo común que se considera es un niño (alguien a quién proteger, indefensos), los tres niños (los gemelos y Stella) son también ejemplos de cuestionamientos de lo que significa ser niño.

 

La serie se adaptó del manga que aún continúa en publicación de Hikaru Nakamura, y fue dirigida por Shinbo Akiyuki en el 2010, quién después en el 2011 nos traería la especial Madoka Magical Girl. La animación es impresionante, porque el río es un personaje más y tiene una gran presencia en toda la historia; esto se nota en el trabajo artístico sobre el agua y el viento en los dibujos. Sólo por esto sería un “must”, si a eso le añadimos la historia desestructurada desafiante, debe ser vista en su primera temporada. La segunda temporada es sólo para fanáticos, sólo nos complace con ciertas relaciones entre los personajes y tener mucho pero mucho fan service.

Por cierto, David me dijo una vez que tiene uno de los openings más bonitos, se los dejo:



Postdata: hay un “Live Action” que no me he atrevido a ver, quizás porque Nino es uno de mis personajes favoritos y no sé si pueda verla ser interpretada por una mujer de verdad.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Un villano que no convence

Decidí darle una oportunidad a Fate/Zero aunque su premisa no me pareció muy atractiva. Siete magos, en calidad de Maestros, invocan a siete Espíritus Heroicos como Sirvientes para hacerse la guerra y quien resulte victorioso obtendrá el Santo Grial, el artefacto omnipotente capaz de cumplir cualquier deseo.




El deseo vuelve a hacerse presente en un trabajo de Gen Urobuchi (Puella Magi Madoka Magica). Su abordaje no es muy diferente al de sus guerreras mágicas aunque en su línea narrativa no le da el mismo peso. No se ocupa de éste sino hasta el final e insiste en concebirlo como determinista y traicionero.

Los trece episodios que conforman la primera temporada son, prácticamente, introductorios. Se concentran en plantear aspectos de la personalidad y circunstancias de los Maestros y sus Sirvientes. A partir de la segunda temporada, de doce capítulos, los eventos se desencadenan con mucho mejor ritmo. Se conciertan alianzas, se revelan secretos, se manifiestan sentimientos. Los protagonistas entran en conflicto. Pero hay una razón por la que no termina de funcionar: su antagonista.

[Aquí empiezan los spoilers]

Decía Walt Disney que no puede haber un gran héroe sin un gran villano y este anime adolece de él. Hablo de Kirei Kotomine. Durante la primera temporada, Kirei es subordinado de Tokiomi Tohsaka, otro contendiente de la Guerra del Santo Grial. Ambos invocan a sus Sirvientes (Assassin y Archer, respectivamente) y conspiran para lograr que Tokiomi resulte vencedor.

Kirei, sin deseo manifiesto de conseguir el Grial y sí un profundo respeto y admiración a Tokiomi, sigue sus instrucciones con diligencia. Parece un personaje plano, pero eso es justamente lo que le envuelve en un hálito de misterio. Nada lo estimula, se presume a sí mismo como un cascarón hueco. El único aspecto de su conducta que sobresale, aunque nunca es suficientemente explicado, es su obsesión por descubrir quién es Kiritsugu Emiya, protagonista y Maestro de Saber, y cuál es su papel en esta Guerra.



 Kirei y Kiritsugu 

En la primera mitad, el personaje de Kirei es bastante discreto y le dedican mucho menos tiempo que a otros. Es lógico, si lo que se desea es tomar a la audiencia por sorpresa. Unas pocas insinuaciones son suficientes para dejar en claro que Kirei cobrará más importancia en el futuro sin la necesidad de quemarlo en un momento inocuo.

Recién entrando a la segunda temporada y habiendo perdido a su Sirviente, Kirei, instigado por Archer, comienza a actuar con independencia de Tokiomi y hace algunas cosas que él mismo, en principio, no se explica. Su personaje va cobrando preponderancia pero, en realidad, nunca terminé de entender de qué se trató. Sus incertidumbres, que al interior del personaje son indispensables para darle profundidad, se vuelven extensivas al espectador que tampoco comprende la razón de su conducta, los motivos detrás de su resolución. No es sólo la búsqueda del placer, tema favorito de Archer o percibirse como un cascarón hueco; hay un gran odio y sed de destrucción que sólo se explican en un personaje terriblemente perturbado. Pero esto es sólo especulación porque la serie no nos da más datos. Sólo parece ser, aunque sin su profundidad; como el Joker de Christopher Nolan, alguien que quiere ver al mundo arder.

Pese a la inconsistencia de su antagonista, Fate/Zero tiene elementos muy rescatables. Fuera de Archer (que es, probablemente, el personaje más plano de todos) y Kirei, otros participantes de la Guerra del Santo Grial son interesantes y entrañables. La animación es excelente y la música, a cargo de Yuki Kajiura (Puella Magi Madoka Magica) acompaña la historia espléndidamente. 

Fate/Zero transmitió su primera temporada de octubre a diciembre de 2011 y la segunda, de abril a junio de 2012. Es precuela de Fate/Stay Night, que se transmitió durante el primer semestre de 2006.





Saber, Sirviente de Kiritsugu




domingo, 2 de septiembre de 2012

Eve no Jikan

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Hace muy pocos días, ante mi desconcierto y tonto asombro, escuché a un japonés decir que su país no era especial. “No más que cualquier otro, por lo menos”. Parecía que hablaba consigo mismo. Muy reflexivo, como si su interlocutor estuviera dentro de su cabeza, sabes. Incluso sus ojos miraban hacia adentro. No creo que sea algo común. Me refiero a poder atestiguar esa capacidad para la introspección. Este hombre, fotógrafo por cierto, representaba el modelo de cortesía y modestia que caracteriza a sus connacionales; estaba haciendo gala -sin intentarlo si quiera- de las sutilezas, del entendimiento no pronunciado, del sentido tácito, que desborda el idioma japonés. Inmediatamente le creí. Se escuchó honesto: no demeritaba las cosas fantásticas que suceden al interior de su país (estoy segura) pero, tampoco, pormenorizaba las identidades culturales de cualquier otra parte del mundo. Lo siguiente que dijo fue: “Aun así, me preocupan las ciudades japonesas… Tokio…” Hizo una pausa que, a quienes lo escuchábamos, nos sirvió para repasar nuestro bagaje visual de Japón. Qué digo visual, inevitablemente, se trata de algo conceptual: tecnológico-nuclear-eficaz-honda-geisha-arroz-volcán-suicida. O, tal vez, samurái-sociedadvertical-determinista-giganteconómico-enanopolítico-paraguastrasparentes. Lo siguiente que el fotógrafo dijo fue: “Todos los seres vivos necesitamos dormir. Si hubiera un ser vivo que no durmiera sería un monstruo. En Japón hay ciudades que no duermen. Viven despiertas 24 horas día tras día. Temo que algo va a suceder, se están acumulando demasiadas cosas en juego sin una válvula de escape.”
Esa frase, ese temor pronunciado de que algo va a pasar, hizo volar mi imaginación. Alcancé a vislumbrar una fantasía oscura y retorcida brotando de los sótanos de Akihabara. Y digo que la alcancé a vislumbrar porque, empujando con fuerza, venía un panorama más realista detrás. Algo más tangible. Basta con hacer algunas operaciones mentales entre población, capitalismo perverso y desastres naturales para poder configurar un escenario apocalíptico.  

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El archipiélago japonés está ubicado en una zona de movimiento de las placas tectónicas; es particularmente propenso a diversos fenómenos fisiográficos. El número de terremotos es muy alto, igual que los volcanes activos. La tierra está llena de ondulaciones, de regiones montañosas (cerca de tres cuartas partes de la superficie total). Dichas montañas,  generalmente, son empinadas, talladas por barrancos.

Desde el 2005, el crecimiento de la población es negativo: nacen menos niños que el número de ancianos que mueren; como resultado, tienen una población mayoritariamente adulta. En las calles se ven pocos niños y sí muchos adultos, a diferencia de México, en el que el porcentaje de niños y jóvenes es el más grande entre el número total de la población.

El otro día, vi un documental en el que decían que nadie puede saber cuál es la situación real de Fukushima porque los niveles de radiación son tan altos, intolerables para cualquier ser vivo, que no han podido aproximarse lo suficiente para hacer un evalúo real de la situación. Aunado, claro está, a la cantidad de variables incuantificables y no pronosticables de una fusión nuclear. 

Realmente suceden cosas extrañas en el mundo japonés, importantes, interesantes para todos. Hay una gran cantidad de fenómenos sociales que son especiales, únicos, porque son exclusivos de la región. Sólo allá suceden. El número de suicidios estudiantiles, los chicos que no quieren salir más de su habitación, las modas extravagantes y, no podemos olvidar a, los androides. Su gran desarrollo tecnológico raya en lo inimaginable.

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Y para androides, los de Eve no Jikan. Tan humanos. No quiero decir de qué va este anime porque el mayor deleite a través de sus capítulos recae en el dilema en que posiciona al espectador. Pero, confía en mí cuando te digo que retrata un futuro muy próximo dentro de una narrativa de ciencia ficción. El dilema, aunque algo descabellado, es tan intenso que es imposible no involucrar las creencias, la postura moral que uno tiene -o cree tener- sobre la vida y las máquinas y lo que no tiene vida. ¿Las máquinas están vivas o muertas? ¿O es que se encuentran en el limbo de ambas categorías? En fin, que este anime es una revelación. Y si no, por lo menos es tremendamente entretenido. Lo ves, te abstrae. El dibujo es magnífico, el trazo y los personajes son hermosos pero, además, los encuadres, enfoque, la conjugación narrativa de las escenas, son algo especial. Pon atención cuando veas Eve no Jikan, el dibujo habla por sí mismo, emociona solito.
 
Este anime nada más tiene 6 capítulos. Cada uno dura 15 minutos. O sea que, en suma, se trata de un anime de hora y media, ¡es como ver una película cortita! Perfecto para la prisa, para la falta de tiempo y los otakus indisciplinados. También para quien apenas le está agarrando el modo a ver anime (para los primerizos). Anda, date un Eve no Jikan o, como lo tradujeron al inglés, un Time for Eve. Es bueno.

Hasta te voy a dejar el link donde verlo, sin embargo, de ser posible recomiendo que lo descargues para que el video tenga un poquito más de calidad. Igual no se ve mal. El link es para ver el capítulo 1 y de ahí seguir con el resto. Utiliza la opción 1 para que el reproductor funcione:

http://animeid.com/ver/eve-no-jikan-1.html

 
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Todo lo que hacemos los seres humanos nos concierne de alguna u otra manera, nos relaciona. Habitar los mismos mundos ficcionales, el mismo horizonte de referencias nos hace sentir cerca unos de otros y estimula el autoconocimiento. A pensar hacia dentro. Como el fotógrafo del que te hablaba al principio…

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