Bushidô wa shinigurui hi nari.
Hitori no satsugai wo Sûjû-nin shite shikanuru mono.
The way of the samurai is in desperateness.
Ten men or more cannot kill such a man.
Japón
es un país forjado en la guerra. Por muchos siglos, poderosos clanes familiares
se enfrentaron unos con otros en busca de la supremacía oficial sin poder
consolidar la autoridad y los recursos necesarios para controlar a toda la
nación.
La
batalla decisiva para la historia de Japón, Sekigahara
no tatakai (la batalla de Sekigahara), ocurrió el 21 de octubre del año
1600. En ella se enfrentaron las dos facciones principales del país: por un
lado, estaban aquellos que defendían el ascenso de Toyotomi Hideyori -hijo de
uno de los grandes unificadores de Japón, Toyotomi Hideyoshi-. Por el otro,
estaba la facción de los que apoyaban a Tokugawa Ieyasu, uno de los señores
feudales más sobresalientes del país.
La
victoria favoreció a Tokugawa Ieyasu, quien obtuvo el título de shôgun, máxima
autoridad política y militar durante esa época. De esta manera, con él comienza
el periodo Tokugawa (1603-1867), característico por haber librado al país de
las guerras intestinas, además de los conflictos internacionales, por más de
200 años. Más allá de haber sido un régimen autoritario e impositivo, Japón
experimentó un significativo desarrollo social, económico y cultural durante
este periodo.
He
hecho esta breve introducción, para poder ofrecer un contexto adecuado para
Tokugawa Tadanaga, el hombre y el personaje. En el marco de la historia
japonesa, Tokugawa Tadanaga es nieto de Ieyasu (el primer shôgun Tokugawa),
hijo de Hideata (el segundo) y hermano menor de Iemitsu (el tercero). Se cree
que bajo su título nobiliario de señor feudal y miembro de la casa reinante
llegó a cometer asesinato y otros actos de violencia. Así pues, Tadanaga
existió. Fue un ser de carne y hueso.
Ahora
vamos a hablar de Tadanaga como personaje, inserto en Shigurui
(el anime del que voy a hablarles hoy).
Corre
el año de 1630, Suruga, provincia de Japón. El enloquecido y cruel príncipe
Tadanaga ha decido celebrar un torneo de artes marciales en el que participaran
los hombres más fuertes, mejor entrenados y talentosos del país.
(Un
torneo de artes marciales siempre es un gran pretexto para el anime. Los
japoneses son expertos en estirar los hilos de tensión de cualquier
competencia. Son la cultura del trabajo disciplinado y el honor; además, su
devoción hacia el esfuerzo personal resulta en un espectáculo que cualquiera
desea presenciar: una lucha significativa, llena de sentido y compromiso. Un
esfuerzo que no es vacío.)
De
nuevo, la realidad y la ficción se entremezclan. La idea del torneo en Shigurui
surge, supuestamente, de un manuscrito real titulado “Diario privado del Señor de Suruga”, que hace alusión a un torneo
llevado a cabo en el Castillo de Suruga. En él se inscriben los siguientes
hechos:
“Número
total de contendientes: 22 divididos en 11 grupos. 8 fueron asesinados en
batalla. Al mismo tiempo, 6 murieron por la mano de otros. 2 fueron ejecutados
por un pelotón de fusilamiento. 6 sobrevivieron, 2 de ellos con heridas
terribles.”
En
concordancia con el contenido y la historia de dicho manuscrito, Shigurui
funciona a manera de crónica: la muerte ha sido anunciada, ahora sólo falta revelar
el trasfondo.
El
primer capítulo muestra a dos contendientes en combate, Gennosuke Fujiki y
Seigen Irako. A primera vista ya se percibe la gravedad y la fiereza, el odio y
las horas de entrenamiento que invaden el espacio interpuesto entre ambos. Pero,
¿cuál es la conexión, el destino que confronta a estos samuráis? ¿Qué los
motivó a inscribirse en un torneo con armas de verdad? ¡Con katanas! La
respuesta se encuentra en los capítulos subsiguientes.
Estamos
frente a un anime que se sumerge a profundidad en el mundo samurái y los
principios del bushido. Un anime que muestra la belleza y el horror de la época
feudal en Japón, ese momento histórico admirable e idílico pero pocas veces
comprendido.
A
pesar de ser una persona sensible, no muy dada a este tipo de género (de
violencia extrema y sangre a borbotones), me atrevo a recomendar Shigurui. Creo
comprender que para retratar a este tipo de samurái, la violencia era
indispensable, inherente, necesaria. Es un anime aterrador, tremendamente bien
logrado.
P.D.
Sin embargo, insisto y advierto, no es apto para toda audiencia ni para todo momento. En principio,
se le distribuye como material para mayores de 18 años.
Ya era hora de que alguien hablara de la genialidad de Shigurui. Gracias de parte de los fans! Buen trabajo María!
ResponderEliminarMe gustó mucho tu reseña, y me llenó de curiosidad poder ver este animé... no atino a comentar más pues no soy conocedor del género, pero con una guía como la tuya, es más fácil adentrarse (y atreverse) a ver más este tipo de materiales, que sinceramente dan un poco de miedo escénico por tratarse de algo tan distinto a nuestros conceptos culturales occidentales. Gracias María, y felicidades. =)
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