lunes, 2 de septiembre de 2013

La dolorosa misión de las Guerreras Mágicas

Céfiro es un mundo en el que el deseo de un corazón fuerte se convierte en poder. Se trata de un país hermoso, con exuberante vegetación, animales fantásticos y un clima apacible, donde la gente puede vivir en paz y felicidad. Todo su sistema está sostenido por un Pilar; la persona con el corazón más fuerte, capaz de llevar sobre sí el peso de todo el país. Su entrega permite a todos gozar de sus maravillas.


Sin embargo, una crisis se ha desatado: el Sumo Sacerdote Zagato ha tomado prisionera a la Princesa Esmeralda, actual Pilar de Céfiro, con lo que la estabilidad del país se encuentra seriamente comprometida. Buscando la salvación de su mundo, Esmeralda formula un hechizo para invocar a las Guerreras Mágicas quienes, según la leyenda, son las únicas capaces de despertar de su sueño a los Genios y restaurar el orden.

Así es como Hikaru, Umi y Fuu (o Lucy, Marina y Anais, como se les renombró en Latinoamérica) llegan a Céfiro. Ellas, sin conocerse previamente, coincidieron en una visita que sus respectivas escuelas realizaban a la Torre de Tokio* para terminar envueltas en una guerra que les era totalmente ajena, en un mundo desconocido.



La voluntariosa Hikaru es quien toma la misión con mayor soltura y decisión y, a medida que progresan y conocen a distintos personajes del ámbito de Céfiro, Umi y Fuu van comprometiéndose con la causa.

La tragedia, sin embargo, radica en la naturaleza misma de Céfiro. Si el deseo de un corazón fuerte se convierte en poder, ¿qué pasa con los deseos que, pese a ser inadecuados, no pueden reprimirse? ¿Cómo conciliarlos?

Estas preguntas vienen a cuento por lo siguiente: Zagato y Esmeralda están enamorados. Él decide abjurar de su posición y permanecer con Esmeralda así el mundo se haga pedazos. Para Zagato no hay otra opción, es la única forma en la que puede resolver su conflicto. Ella, como Pilar de Céfiro, no puede consagrarse a su amor pues es su deber entregarse a su mundo por el bien de sus habitantes. Si reparte su lealtad entre su amor por un hombre y el que siente por Céfiro, la catástrofe sobrevendrá.

Esmeralda, con el corazón partido por la mitad, no ve otra opción más que invocar a las Guerreras Mágicas, las únicas que podrían darle muerte. Porque sólo en la muerte hallaría la conciliación de su dilema, sólo el sacrificio podría traerle paz.

Naturalmente, Hikaru, Umi y Fuu no saben sino hasta que es muy tarde, que su misión consiste en llevar la muerte a la Princesa Esmeralda. Sus experiencias durante la guerra contra los secuaces de Zagato solían ir en otro sentido: lograron la amistad de Ascot y Caldina, desenmascararon el hechizo bajo cuyo influjo estaba Lafarga y sólo Alcyone ofreció una resistencia duradera (aunque no muy eficaz). Pese a no comprender las intenciones del Sumo Sacerdote, creían que podían llegar a un entendimiento con él.

Es de destacar que Zagato tomó una postura y se mantuvo en ella, en él no había contradicción. Desde el principio supo que si vencía, Céfiro se encontraría en un grave predicamento y aun eso no alteró su decisión. El Mago Maestro Clef, que lo sabía todo, es otro que pudo conservar esa firmeza. Conociendo la intención con la que fueron convocadas, ayudó a las Guerreras Mágicas a avanzar en su empresa, haciendo frente a Zagato, su querido discípulo, y a Esmeralda, por quien sentía gran compasión.

Hikaru, ansiosa por convertirse en una heroína, adoptó una postura simple en torno a Zagato: él era el gran villano a quien había que vencer a toda costa para rescatar a Esmeralda. Umi, recelosa, tardó mucho más en comprometerse con el conflicto de Céfiro pero, cuando lo hizo, fue porque encontró en su gente algo que merecía ser protegido. Su caso es un progreso notable: de ser egoísta y berrinchuda, descubrió que podía dejar de centrarse en sí misma y ver por otros. Es la primera en despertar a su Genio, Selece. Fuu, de naturaleza más observadora y analítica, se compromete por curiosidad y bajo la premisa de que no habría vuelta a sus vidas a menos que completaran su misión. Su incipiente romance posterior con Ferio y la amistad que desarrolla con Hikaru y Umi le dan razones adicionales para continuar adelante.

Hacia el final de la primera temporada, las tres descubrirán, de la manera más dolorosa, que sus deseos de salvar a Céfiro se volverán contradictorios. Al conocer la verdad detrás de su misión se vuelven incapaces de juzgar a Zagato y Esmeralda y no entienden cómo, en una tierra donde el deseo de un corazón fuerte es poder, ambos deban ser sacrificados y su amor, criminalizado. Pese a sus grandes esfuerzos, no pueden encontrar una solución que haga feliz a todos; tal ideal no existe ni en Céfiro ni en ningún otro lugar.



Magic Knight Rayearth consta de 49 episodios (en dos temporadas) y se transmitió en Japón entre octubre de 1994 y noviembre de 1995. Fue conocida en México a través de TV Azteca (no tengo el dato preciso, pero fue alrededor de 1996 o 1997) bajo el nombre de Las Guerreras Mágicas. La primera temporada (que narré aquí) alcanza hasta el final de Esmeralda como Pilar de Céfiro y la vuelta de las Guerreras a Tokio. La segunda se desenvuelve a partir de la angustia latente en las chicas por el destino de Céfiro y su deseo de regresar para ayudar al establecimiento de un nuevo orden.

*La Torre de Tokio es un sitio recurrente en las historias de CLAMP: es el lugar donde Yue pone a prueba a Sakura (Cardcaptor Sakura) y, también, la última barrera espiritual que debe ser defendida por los Dragones del Cielo (X).

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