Ya María nos hablaba en su post pasado de esta serie que se
está convirtiendo en un éxito entre los otakus. Ella lo explica mejor: un anime
de guerra, una guerra contra gigantes que obliga a los humanos a dominar sus
sentidos, a superarse en medida del otro. Es una gran historia, sin duda.
Sabes que es una gran historia cuando después del primer
capítulo (sí, el primero) te das cuenta que no podrás soltarla. Y por eso yo no
quería dejar pasar una entrada sin decirles qué es lo que más me ha impactado
de Shingeki no Kyojin. No hay
spoilers.
María ya nos hablaba de la trama:
Gigantes, llamados Titanes, que atacan a
las personas obligándolas a atrincherarse entre murallas como medio de
sobrevivencia. Todo transcurre en una época que nos recuerda a una ficticia
Edad Media, de ahí que sus armas parezcan rudimentarias; cañones y espadas son sus mejores armas para combatir a estos
gigantes humanoides. Qué fácil resultaría combatir gigantes en una época más
actual, digamos con aviones, bombas y todo tipo de armas modernas de
destrucción. Pero en Shingeki no es así. Ahí, entre esas murallas de piedra
medievales, la mejor arma es el valor.
Pero el valor no siempre existe.
Eso es precisamente lo que me impactó de este anime, que el
valor siempre está ausente en todas las batallas. Estamos acostumbrados a ver
animes de peleas y guerras donde los personajes hacen muestra de un heroísmo
extremo y en ocasiones inverosímil (recuerdan cuántas veces Seiya se levantaba
a pelear aunque ya sólo fuera una piltrafa de carne). En las batallas, los
héroes siempre van a pelear sin dudar ni un momento en dar su vida por la causa
que defienden, eso los hace héroes, eso es lo que hacen los protagonistas de
las historias.
Pero en Shingeki no Kyojin es diferente, acá nuestros protagonistas tienen miedo de ser devorados
por los gigantes; ellos temen, dudan, tiemblan y se paralizan de miedo cuando
ven al oponente, porque se saben insignificantes a su lado. En estas batallas
no hay actos heroicos, toda la atmosfera está infestada de miedo, de caras
llenas de temor, de soldados que abandonan a sus amigos, de soldados que se
esconden sin siquiera poder moverse y luchar.
Eso sin contar que el hecho de que
se encuentren rodeados de muros hace que la atmósfera sea más opresiva, lo que
da la sensación de que no hay escapatoria; una situación de ganar o morir. Pero
nos damos cuenta que tienen todo en su contra para poder ganar.
La acción en este anime es
impactante precisamente por eso, no escatima en mostrarnos imágenes de soldados
asustados, de soldados siendo devorados sin poder hacer nada al respecto. Si
alguno llega a salvarse sabe que fue porque tuvo que sacrificar a otros de su
equipo. Es este aspecto lo que hace que Shingeki no Kyojin se aleje de
las historias de fantasía y se acerque a las historias reales; mostrar una
guerra con toda la crueldad y daño psicológico que causa entre sus
participantes; enfrentarse al enemigo sabiendo que sólo se es carne de cañón,
que sólo se está comprando un poco de tiempo.
Pero bueno, Shingeki no Kyojin es más que
eso, sin duda es de las mejores historias que hay actualmente;
mezclando steampunk, ciencia ficción, fantasía, gigantes y batallas, da
como resultado un anime que pinta para quedarse mucho tiempo en el gusto del
público, porque al final de cuentas es una historia épica. Sus personajes
principales, Eren, Mikasa y Armin forman un buen equilibrio entre fuerza,
agilidad e inteligencia, y sin duda nos regalarán grandes momentos heroicos.
Pero yo les quería contar del miedo que se percibe
en las batallas de Shingeki no Kyojin, que es lo que a mí me tiene
impactada, intrigada y angustiada cada vez que veo un capítulo. Porque el miedo
es algo inherente a cualquier guerra, y pocas veces se retrata tan bien como en
este anime. Eren alguna vez en la infancia, durante un momento de desesperación,
le grita a MIkasa ¡Debes de pelear, si pierdes mueres, si ganas vives! Sin saberlo,
esta frase se convirtió en lo que ahora guía sus vidas: pelear para vivir,
pelear para no morir. Mikasa lo entendió, en esta vida el grande se come al
pequeño y sólo sobrevive el más fuerte; porque al final de cuentas este mundo
no conoce la piedad.
Es tan cierto lo que escribes. Shingeki no kyojin hace que te carcoma una rara angustia cada que ves un capítulo. Es un gran anime.
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